Esta receta la hizo mi madre muchísimas veces, nos encantaba, sobre todo a la parte política de la familia que la festejaba con alegría. Era el plato imprescindible en las celebraciones de aniversario, sobre todo las de las bodas de ellos el 26 de abril. Me la ha pedido mi sobrina Avencia, que se acuerda de haberla comido en casa de sus abuelos, me enternece mucho que mis sobrinas me sigan, la verdad.
Las legumbres son sencillas de hacer pero hay que dedicarles tiempo y amor, así que no es plato rápido de hacer ni de comer. En estos casos las legumbres deben ser bien regadas con un vino, a ser posible rojo, de buena crianza o mejor reserva, deleitarse limpiando la boca de los sabores pastosos de las benditas alubias negras con un sorbo de un caldo potente, mejor si es de la tierra propia y si no hay en nuestro entorno, que ya hay en casi todos los sitios, nunca se equivoca uno con un buen Rioja (y ahora que me acusen de riojitis los buenos gourmets).
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