Inevitablemente… llego la mañana
y los cuarenta escalones que había olvidado,
se iluminan ante mis ojos… la oscuridad encerraba misterios
que prefería no recordar, al menos no todavía,
pero el barrio se empieza a llenar de sonidos habituales,
que inundan mis oídos y me confunden, aun mas allá de la borrachera, la noche fue generosa, la mañana traicionera...La gravedad me empuja hacia la calle,
no sin antes girar y observar detalladamente… los ojos más tristes
que vi en mi vida.Es invierno… frío.