"Frío" de Laurie Halse Anderson

Publicado el 12 mayo 2011 por Duermevela
Título: Frío
Autora: Laurie Halse Anderson
Género: Juvenil
Editorial: Roca
Páginas: 236
Precio: 16€
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Sinopsis:
No debo comer. No debo comer. No debo comer.
Esta es la frase que Lía se repite constantemente. En su vida sólo hay sitio para contar las calorías, y para hacer ejercicio cuando la han obligado a ingerir una cantidad de alimentos que ella considera excesiva. Siempre. Pero ahora su amiga Cassie, con quien llegó al terrible pacto de convertirse en la más delgada del instituto, ha muerto y la persigue en sus sueños porque se la quiere llevar con ella, no quiere estar sola al otro lado.
Lía tiene una oportunidad: puede aceptar la ayuda de aquellos que se la ofrecen, sus padres, su hermana pequeña; puede aceptar el consejo de los médicos; pero no será hasta que haya tocado fondo que pueda recobrar la ilusión por una vida que se le escapa de las manos.

Opinión de MJ:
Lo primero que me llamó la suficiente la atención como para plantearme el coger el libro para leerlo fue la portada. Esa hermosa chica tras lo que parece ser un témpano de hielo... Me parece preciosa, así de claro. Cuando lo ví en la biblioteca no sabía de qué iba, así que al leer la sinopsis me quedé un tanto descuadrada. Con todo, lo cogí para leer.
Tras haberlo leído tengo que decir que la portada no le va del todo bien al libro. Sí, hay una joven y hielo, el hielo es frío y frío es lo que siente la protagonista desde que comienza a sufrir la anorexia. Pero si lo que nos quieren hacer ver lo contraproducente que es el obsesionarse con el peso, ¿¡por qué cojones nos ponen a una joven guapísima en la portada?! No me sirve que me digan que es porque la protagonista se ve así, de eso nada, ella sigue viéndose gorda y fea, o sea, que esa representación NO puede ser ella.
La protagonista se llama Lia, está en el instituto y viene de una familia desestructuralizada. Su madre era (es) médico cirujana siempre hasta arriba de trabajo e inseparable de su busca por si se da alguna emergencia médica, y su padre es profesor e investigador histórico. Ambos se conocieron, la tuvieron por casualidad y decidieron casarse... Pronto comenzaron las discusiones eternas y el marido decidió ponerle los cuernos con la mitad de la población americana. El final del matrimonio era obvio hasta para el más tonto, el divorcio.
Tanta discusión, tanto grito, y tanto mal rollo en general no hizo bien a la hija pequeña, ya que entre todo lo que vivía en su casa, y la mala compañía que era su amiga Cassie, terminó sufriendo anorexia.
Lia no era ningún mostruito, no iba mal en los estudios, se llevaba bien con todos, no se metía en problemas, etc; pero como su única vía de escape a la situación que vivía en casa era su amiga y vecina Cassie, y ésta, tras pasar un verano en un campamento, ya vino con un máster en "cómo parecer que como pero sin comer para perder peso y viajar gracias al viento", el resto vino rodado.
Ojo, no digo que la culpa de todo lo que pasa sea de la amiga Cassie, soy de las que piensan que la culpa la tiene quien se deja influenciar por mucho problema que le rodee. Siempre digo lo mismo, no todos en la misma situación terminan igual, unos terminan bien (con mayor o menor trabajo), mientras que otros desde el principio parece que disfrutan regodeándose en la mierda cual cerdo en su pocilga.
Al igual que con la protagonista del libro "Las chicas de la tienda de mascotas", no siento pena por esta chica.
Un ejemplo de su modo de pensar:
"Me comparo con ellas; no sé interpretar un papel ni jugar al fútbol y la mayoría de ellas sacan mejores notas que yo. Pero yo soy la chica más delgada de la sala, sin duda."

Desde la primera página tenemos a una Lia enferma, a una Lia totalmente metida en la anorexia. No quiere comer y de hecho no come, se inventa mil excusas para no probar nada de nada cuando llega el momento de sentarse en la mesa con la familia y empezar a comer o cenar.
El "plan alimenticio" de esta chica es desayunar un café con una mini-tostada, y pasar con eso y un té hasta la noche en la que se tomará otro té, y tal vez (casi nunca) un huevo cocido u otra mini-tostada... Vamos, un suicidio en todo regla. Y lo mejor de todo es que si su padre le obliga a comer algo (ella solo se mete uno o dos trozos pequeñitos en la boca), entonces de madrugada hace 2 horas de ejercicio... Aquí, lo siento, es cuando digo que ni de coña.
Yo como aunque estoy a dieta (hecha por un especialista), y si por lo que sea como lo que sale en el libro y digo de hacer 2 horas de ejercicio, muero, así de claro. Sé que la autora se ha documentado para escribir esta novela, pero ese dato no me lo creo, no me lo puedo creer. Las que me tienen agregada en el twitter, LJ o facebook saben que de vez en cuando hablo de la dieta (sobre todo de cuando me la salto), del ejercicio que hago, de las horas que me tiro en el sofá... Y ellas pueden decir que más de una vez he puesto que con una buena sesión de Cardio KickBox de apenas 30 minutos terminas mareada, literalmente. O sea, que me venga una tía que solo ha tomado 2-3 té, 1-2 cafés y 2 mini-tostadas, y me diga que se tira 2 horas haciendo ejercicio, mira, no, no me lo creo; y mucho menos si hace media página me has dicho que incluso te costaba llegar caminando al final del pasillo... Eso no se sostiene por ningún sitio.
Esta primera parte me pareció muy lenta y aburrida por la locura de la protagonista. Vamos a ver, no pongo la palabra "locura" para reirme de nadie, ni para degradar ni nada por el estilo. Es que sencilla y llanamente la Lia de la primera mitad del libro me parece una loca de atar, mientras que la Lia de la segunda mitad sí me parece una enferma. No sé cómo explicarlo, simplemente es así, simplemente lo sentí así.
La segunda parte del libro es todo lo contrario a la primera parte. Para mí es mucho más intensa, más dramática, más extrema, y por lo tanto mucho más atractiva. Esta parte es la que se lee de un tirón, ya que aquí la protagonista está contra las cuerdas y un mísero paso en falso la puede llevar a la tumba.
Han habido un par de cosillas que no me han gustado mucho. La primera sería la manía de la autora de poner a expertos (médicos, psiquiátras y demás) como auténticos gilipollas que no se enteran de la misa a la mitad. Habrá de todo, pero digo yo que alguno se salvará y sabrá qué se tiene que hacer en estos casos y no se deje engañar por una adolescente cualquiera.
Mientras que el otro aspecto es la forma de narrar de la autora. Laurie Halse no narra como la gran mayoría de los autores, sino que parte frases para meterte palabras o fragmentos de frases que salieron al principio del libro (sobre cómo se encontró el cadáver de Cassie). Eso no me ha gustado nada, es como un jarro de agua fría justo en medio de un párrafo.
Para leer este libro tienes que saber lo que te vas a encontrar, y ya he dicho que yo no lo sabía, o al menos no había pensado que sería de esta manera. He leído reseñas donde ponen a este libro como muy duro y trágico, sinceramente, a mí no me lo ha parecido en su mayor parte, en la recta final sí, pero ¿en el resto del libro? Os lo repito, en la primera mitad del libro yo no veo dureza ninguna, solo a una loca haciendo locuras, solo en la segunda mitad la veo como enferma.
Es un libro que está bien para leer, para horrorizarse por los extremos a los que llegan algunas personas por intentar ser más guapas, cuando en realidad solo consiguen ser monstruosas (que el vientre bajo esté a varios niveles por debajo -chupado- de lo que es el hueso de la pelvis, ¡ya me diréis si es doloroso para la vista o no!). Está bien para eso, para horrorizarse (conmigo lo consiguió) y así evitar gilipolleces, pero no lo veo como una gran lectura, tal y como he leído en foros... No habla en sí de lo que hace (es decir, de esa ausencia de comer), sino del frío y el hambre que siente. No sé, no me lo esperaba así.
Puntuación: 6,5 / 10