Después de comer, se la he puesto a los canijos y con la excusa de que a Sergio le daba miedo, me he quedado a verla con ellos. Y me ha sorprendido porque la he visto diferente al resto de películas Disney. Me ha gustado la música, los bailes...
Marcos le acariciaba la cara y le decía no pasaba nada, que sólo era una película, pero para el pobre gordito no había consuelo.
Y he recordado la primera vez que lloré viendo una película, no se por qué fue, si por la situación claustrofóbica, por el agobio o porque me asusté de verdad, pero recuerdo como si fuera ayer la primera vez que vi El Coloso en Llamas...me costó bastante volver a montar en ascensor con normalidad.
Volviendo a los canijos y sus reacciones viendo películas más largas que un capítulo de Peppa Pig...no les veo todavía en el cine...se han pasado media película diciendo que se aburrían, jugando en el sofá y haciendo monerías...Admiro a los valientes que han llevado al cine a sus hijos antes de que éstos cumplieran 4 o 5 años. Nosotros, de momento, seguiremos viéndolas en casa.