Esta anécdota pinta de cuerpo entero a ese celebrado psicópata. Después de su retiro (forzado: en un alarde de sensatez los propios ciudadanos ingleses lo sacaron a patadas en la primera oportunidad que tuvieron, 1945, aunque como ciertas plagas tenaces regreso en 1951), decidió tomar un viaje de placer por el mediterraneo en un crucero italiano. Algunos periodistas italianos le preguntaron por qué un ex primer ministro británico había elegido un barco italiano para pasear. "Hay tres cosas que me gusta de estar en un crucero italiano", respondió el simpático criminal ingles. "En primer lugar, su cocina es insuperable. En segundo lugar, el servicio es excelente. Y luego en caso de emergencia, no hay nada de esas tonterías acerca de las mujeres y los niños primero". Y algunos imbéciles todavía hoy creen que ese cavernicola estaba bromeando.
Fuente: Buhedera