…Y en pocos meses, cuando los haya tastado para poder asegurar lo que ya doy por sentado, sumaré a la lista sus otros productos: melocotones y tomates Rosas de Altea (una variedad prácticamente desaparecida y recientemente recuperada por dos agricultores de la zona):
Fruta de La Sarga
Su objetivo principal es recuperar y dar valor a la fruta autóctona de la Montaña de Alicante y pagarle al agricultor un precio justo por su trabajo. Tal como ellos mismos nos comentan,
Lamentablemente, la “moda de los mercados” ha hecho que esta fruta no esté, a nuestro juicio, suficientemente valorada.
Llegamos a Muro de Alcoy pasadas las diez de la mañana. En el lugar de encuentro, ya nos esperaba Marc Grau, que entre otras tareas y haciendo honor a su profesión como periodista, se ocupa de alimentar el blog de la Web con estupendos reportajes. Más tarde acudió Javi Martínez, ingeniero encargado de la parte técnica de la empresa y que quedaba a nuestra entera disposición para despejarnos cuantas dudas pudiéramos plantear. Desde el primer momento, nos hicieron sentir en nuestra casa.
Lo primero que visitamos fueron las tierras donde los melocotoneros esperan desnudos el término de la poda y el paso definitivo del invierno, situadas en una pequeña localidad de poco más de 400 habitantes, perteneciente al Condado de Cocentaina (El Comtat), llamada Benimarfull, un pueblo situado al norte de la provincia de Alicante, en la Vall de Travadell (palabra derivada del vocablo árabe travah que significa cosa plana).
Durante la poda las ramas cubren el suelo casi blanco de un color rojizo, marcando inequívocamente los campos que aún están por terminar! Y el cable tendido de árbol en árbol, que provee de nutrientes (no de agua) los frutales, queda todavía más al descubierto.
Los melocotoneros crecen en secano, a unos 420 metros sobre el nivel del mar.
Cuando llegamos nosotros, los propietarios andaban unos campos más arriba: conocimos a Rafael Vilaplana y su hijo César, que nos decía que su padre ¿ya estaba jubilado?… No es lo que vimos. Y es que la tierra que no se trabaja, sencillamente se muere.
Los dos, codo con codo, se ocupan de cada centímetro de parcela solamente aliviados por la máquina podadora y el tractor… Los encontramos cubriendo el suelo de plástico para evitar las malas hierbas (tarea ardua, ingrata y desagradable, de tener que haberla hecho a mano). Al paso de los meses no pueden relajarse; antes de cosechar el pimiento habrá que abonar, sembrar y cuidar el crecimiento de la planta, sin descuidar la poda pendiente de los frutales…
César empezó a subir a ayudar a su padre cada día cuando salía de la escuela, desde que cumpliera once años… Ahora es su padre quien se sube al tractor y ayuda a su hijo, que apuesta por invertir con el tiempo en un tractor nuevo
que vale lo mismo que un Mercedes…
Cultivan pimientos de enristrar, autóctonos de la comarca del Comtat, para que nunca falte la Pericana, una tapa típica de la zona que nadie como César sabe preparar. Y así mismo los suministran desde hace años a los mejores restaurantes.
Forman un tándem y defienden trabajando contra viento y marea lo que es toda su vida… ¡Eso sí! Sin perder su sonrisa!!
En verano, sus melocotoneros volverán a pintar el horizonte de verde y tendremos un mes de cosecha para proveernos de
Los mejores melocotones del mundo
Nosotros desde luego los probaremos, de la mano de Fruta de La Sarga, por supuesto!
Desde allí, atravesamos Alcoy por la autovía que lo bordea y nos personamos en un santiamén en la propiedad de Rosa Cantó, filóloga y quien fuera maestra de La Salle de Alcoy. Ahora despierta cada día con un pensamiento único: sus manzanos.
Estamos en La Sarga, que le da nombre el nombre comercial a la empresa objeto de esta visita.
Aquí crecen manzanos de secano, de las variedades Starking y Golden, principalmente. Ahora, precisamente, acaba de plantar una nueva “remesa de manzanos”…
Subimos a la tarima de piedra donde han sido instaladas unas placas solares. Desde allí, podemos hacernos una idea de la extensión de la propiedad.
Yo, en silencio y en secreto, miro las montañas… (¡mis montañas!)
Rosa nos explica los problemas a los que cada día se enfrenta en este duro camino de aprendizaje por el que apostó para sacar el mayor rendimiento a sus tierras, en defensa de la calidad, el sabor y la recuperación de las variedades autóctonas, que otros agricultores están arrancando para sustituir por cerezos.
Y nos descubre un backstage cargado de trabajo y de constantes cuidados, donde no se puede bajar la guardia porque pueden aparecer multitud de plagas y enfermedades que atacan al manzano y hay que combatir sin tregua… y donde no se puede bajar el ritmo, porque cuando se poda hay que hacerlo bien, en cantidad suficiente para que las manzanas que crezcan no queden pequeñas; porque luego hay que abonar el terreno…; porque no hay un sólo día de descanso. Tal como ella asegura:
Hay que estar siempre al pie del cañón
De izquierda a derecha: Javi y Marc, de Fruta La Sarga; Jesús, de El Tercer Brazo; y Rosa, propietaria del terreno y sus manzanos.
Termina aquí nuestra visita a Fruta de La Sarga y un gran equipo que hemos tenido el privilegio de conocer.
De izquierda a derecha: Marc, de Fruta de La Sarga; Paloma, de El Tercer Brazo; Rosa, propietaria de los manzanos; Javi, de Fruta de La Sarga
Para terminar os cuento mi anécdota personal y mi moraleja:
Fui a realizar esta visita con mucha ilusión, mi cámara y toda mi atención, sin reparar en que necesitaría papel y boli para no perder detalles, puesto que no conocía el tema ni un poquito.
Durante la misma, escuché montones de tecnicismos que era incapaz de recordar medio segundo después de oírlos. Estuve preocupadísima porque no había tomado notas y debería de molestar de nuevo a nuestros anfitriones para que me apuntaran las lagunas que tendría al escribir esta entrada…
Pero al sentarme a redactarla, me doy cuenta de que no hace falta que sepamos lo que es el moteado, la enfermedad del punteado (o del hollín), la mosca de la fruta, la araña roja, el pulgón verde…; ni cuántos manzanos hay plantados por hectárea; ni las técnicas para conseguir una buena poda…
Porque las personas que realizan estas tareas conocen perfectamente su trabajo.
Lo único que debemos saber es que toda esta gente ha adquirido voluntariamente el compromiso consigo misma de ofrecer lo mejor que sabe hacer y que cuando nos comemos una de sus frutas, estamos saboreando el resultado de su amor por su tierra y su trabajo, de sus preocupaciones, de su coraje, de su esfuerzo diario sin fines de semana, de su empeño, de su ilusión: el resultado de su vida.
Eso no tiene precio.
Miro ahora las mismas montañas que veía de pequeña desde las tierras de mi abuela en Cocentaina, donde se instaló en mi recuerdo para siempre el sabor del melocotón, la manzana y el albaricoque (“del pinyol dolç”, le llamaban…). De nuevo he vuelto a probar aquel sabor: fruta que sabe a fruta.
Por eso quise hacer esta visita. Y no me equivoqué.
GRACIAS a Marc, Javi, Rafael, César y Rosa… y a todos los que colaboran a que no se pierda nuestro sabor!
Os invito a todos a que lo probéis. Repetiréis!
La bloguera que os escribe, en Cocentaina, donde guardé el aroma de las frutas de mi tierra… hace 40 años. Salud!