via Rey Sombra.
Los canadienses Fucked Up se mueven en terrenos movedizos. Sus primeros singles, recientemente recopilados en Couple Tracks (Matador, 2010), o su primer larga duración, Hidden World (Jade Tree/Deranged, 2006) los colocó bajo el manto del hardcore-punk, pero lo que vino después los ubicó en una tierra de nadie que, al mismo tiempo que te hace ganar personalidad (y, por lo general, interés), te otorga muchos números para perder a tus antiguos fans y no conseguir muchos nuevos. Y eso que “lo que vino después” fue un petardazo llamado The Chemistry of Common Life (Matador, 2008), una verdadera bomba de relojería que los puso en el mapa, que consiguió traerlos a España hace un par de años (disfrutamos de su incendiario directo en el Primavera Sound 2009) y que, en definitiva, nos los descubrió a muchos de nosotros, incluyendo a éste que os escribe. Ya por aquel entonces parte de la ortodoxia hardcoreta levantó un poco la ceja y más de uno se apuntó al bando de “esto es un invento de gafapastas que quieren ir de duros”. Hoy mismo sale a la venta David Comes To Life (Matador, 2011), su tercera referencia, y os podemos asegurar que a quienes ya decían eso entonces ahora les van a sangrar los oídos.
Porque este disco no sólo profundiza en la bipolaridad de la banda (lo burro frente a lo melódico, el hardcore frente al indie), sino que la agudiza. Porque sí, los ritmos frenéticos, las guitarras salvajes y (por descontado) los alaridos de Damian Abraham (a.k.a. Pink Eyes) siguen ahí, pero los más estrictos tienen más motivos que nunca para el mosqueo. Primero, por el mismísimo punto de partida: éste es un disco (¡horror!) conceptual, planteado por sus autores como una ópera rock en cuatro movimientos (cada uno formado por cuatro o cinco canciones) que cuenta una retorcida historia de “amor, pérdida y redención” en la que, dicen, no nos podemos fiar ni del narrador. Y, en definitiva, porque la amplitud del concepto y la ambición de la obra no sólo se expresan en la idea, sino también en su ejecución, y aquí hay más coros, más voces femeninas y más melodías que nunca. En fin, que este párrafo se puede resumir en una frase muy sencilla: a más de uno, “Queen of Hearts” le parecerá una mariconada. Una opinión muy respetable, por supuesto, pero que un servidor de ustedes no comparte.
Y me permito no compartirlo porque hay muy pocos grupos que arriesguen tanto como esta panda de chalados de Ontario, que recientemente se atrevieron nada menos que a telonear a Arcade Fire, en lo que probablemente haya sido una de las actuaciones más fuera de lugar que haya visto en mi vida. No lo comparto porque, aun comprendiendo a quienes digan que esto no es ni chicha ni limoná, estas propuestas “fronterizas” a veces son las más interesantes. Y también porque, aun aceptando que el tema conceptual acaba desbordando un poco al disco y que quizá 80 minutos sean muchos para un trabajo de estas características, el esfuerzo merece la pena. Y por último, y mucho más importante, no lo comparto porque creo que David Comes to Life está repleto de grandes canciones, porque el single “The Other Shoe” (ahí abajo la tenéis en formato “fan video”, parece que no se han molestado en grabar el correspondiente clip), “A Slanted Tone” o “Serve Me Right” lo son. Lo que han perdido de brutalidad lo han ganado en cuerpo, así que objetivo cumplido: el (muy alto) nivel se mantiene. Eso sí, los radicales de uno y otro lado quizá deberíais absteneros.