¿Fue peor el 'Mineirazo' que el 'Maracanazo'?

Publicado el 09 julio 2014 por Noticias 24 @Notic24

Luego de la derrota 1-7 ante Alemania, Brasil se pregunta si la debacle de Belo Horizonte supera la pérdida del Mundial de 1950 ante Uruguay (1-2)


El Maracanazo se quedó ayer en nada, fue destrozado por Alemania de una manera que nadie podía imaginar. 23.368 días habían pasado desde que el 16 de julio de 1950 Uruguay escribiera la página más negra de la historia de la selección brasileña.
Ayer, en Belo Horizonte, en solo 28 minutos de partido, los jugadores marcados a fuego durante décadas por aquella derrota que les privó del Mundial encontraron descanso. 
El 0-5 con el que los alemanes silenciaron a todo Brasil en menos de media hora de juego es ya la mayor afrenta sufrida por la cinco veces campeona del mundo.
Luiz Felipe Scolari, que solo había perdido un partido en casa (un amistoso en 2002 con Paraguay el día que Brasil celebraba el Penta en casa), se convierte en el seleccionador que llevará durante mucho tiempo, si no para siempre, la marca de la peor derrota de Brasil en casa. Lo de ayer no tiene precedentes. 
Había que viajar en el tiempo al 15 de enero de 1939 para encontrar la que era la peor derrota de Brasil en casa, un 1- 5 en el Sao Januario de Río de Janeiro. Después dos veces cayó por 0-3 con Argentina en Sao Paulo y desde que Inglaterra ganara en 1984 0-2 en Maracaná nadie había ganado en Brasil por más de dos goles. Y todas esas derrotas llegaron en partidos amistosos.
La de ayer es la mayor derrota de Brasil en un partido oficial, una humillación que marcará para siempre la historia del país en el que el fútbol es religión y en el que cada partido de su selección desde 1914 se convierte en un acontecimiento que lo paraliza todo.
El silencio que se apoderó del Mineirao de tal manera que todo el mundo sabía que estaba mirando a la historia cara a cara. Si ante Uruguay en 1950 Brasil sufrió una derrota agónica, un 1-2 en el que estaba a un tanto de ser campeona del mundo, ayer Alemania aplastó de tal manera a la Seleçao que lo ocurrido en Belo Horizonte se convierte, a partir de hoy, en un antes y un después en la historia no ya de los Mundiales, sino del fútbol.
El maltrato alemán a Brasil fue tal que parecía que más que jugar ante un equipo cinco veces campeón del mundo los alemanes lo estaban haciendo contra uno de esos rivales diminutos que aparecen en las fases de clasificación. La pitada con la que fue recibida Brasil a la vuelta resumía el sentir de la afición más ganadora del mundo. Enfado, lágrimas, silencio y un resultado para la leyenda.
Fred, el nuevo Barbosa
La segunda parte no hizo más que aumentar la herida. Asimilada ya la eliminación y el aplastamiento al que estaba siendo sometida su selección, el público brasileño comenzó a señalar culpables.
Si de 1950 salió marcado de por vida el portero Barbosa, al que la gente señalaba por la calle como el hombre que hizo llorar a todo Brasil o que cuando entraba a una tienda la gente se iba, del Mineirazo el gran dañado fue Fred. Cuestionado durante todo el Mundial, el del Fluminense fue el foco de las iras («Fred, Fred veta a tomar por...», cantaba sin parar la grada a un jugador que es del estado de Minas Gerais).
Y, a partir de hoy, será el jugador más marcado de una debacle colectiva y que pagaron todos con la bronca final cuando se juntaron en el centro del campo al acabar el partido. No había perdón. Y no lo habrá con el tiempo.
Las lágrimas de David Luiz cuando entró en el túnel y su mano al corazón pidiendo perdón eran la de todo un país. Pero los que estuvieron en el campo son los nuevos malditos de Brasil, los herederos de las víctimas del Maracanazo