Siendo Toledo un muestrario de estilos no podía faltar un ejemplo del rococó, siquiera resulte poco adecuado para el tono general de la ciudad.
Bien por esta causa o por no tener ya fácil acomodo dentro de sus murallas, se escogió el camino a La Mancha para adornarlo en 1786 con obras de este estilo, no ejemplares desde luego, pero que, al menos sirven para completar la lista de cánones estéticos.
No es fácil saber si la urbanización de este paseo carretero aspiraba a tener más adornos que los que en él se hicieron en todo caso no nos quedan hoy sino la puerta de Alcántara, bastante disonante y de mal gusto, construida en 1721, previa demolición de la torre fuerte que allí había, con entrada en codo, y fue durante siglos una de las fortificaciones más avanzadas de la ciudad por este lado, siempre firme frente a los repetidos asaltos musulmanes.
Esta fuente es, por cierto, merecedora de que se urbanice la plazoleta cuyo centro ocupa, ajardinándola a juego con su estilo, no que darían mejor aspecto al paraje, luego prácticamente suburbano y con aspecto de ser abrevadero, más que una fuente ciudadana.
Textos sacados de "Historias de las calles de Toledo" de Julio Porres.
http://callesdetoledo.es/un-poco-de-historia-fuente-de-cabrahigos/&version;
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