Aunque la mayoría de los países desarrollados ya no utilizan gasolina con plomo, la Organización Mundial de la Salud dice qué todavía queda casi un centenar de países del mundo que si lo hacen. Como el plomo no se decompone, ni se consume, las partículas emitidas por los automóviles envenenan el suelo a lo largo de las carreteras; luego, el polvo de plomo es inhalado o penetra en las viviendas adherido a los zapatos.
Otra importante fuente de contaminación son las pinturas a base de plomo, ampliamente usadas en los hogares antes de que se promulgaran las leyes que regulan su empleo. Tan solo en Estados Unidos se calcula que 38.000.000 de casas (40% del total de las viviendas) tienen pinturas plomadas. La pintura descascarada de las paredes o el polvo e plomo que se forma cuando se restaura un edificio representan un verdadero peligro.
Las cañerías del agua de muchas ciudades y casas viejas son de plomo o de cobre con soldadura de plomo. La Clínica Mayo, un prestigioso centro médico de Estados Unidos, recomienda dejar correr el agua fría que sale de tales tuberías de treinta segundos a un minuto antes de beberla y no usar el agua caliente para beber ni cocinar, ni mucho menos para preparar el biberón de los bebés.
Los niveles de plomo en la sangre se reducen sensiblemente cuando desaparece la fuente de exposición. Si usted sospecha intoxicación por plomo, un análisis de sangre podría sacarlo de dudas. En caso de que las concentraciones sean elevadas, consulte a su médico.