FUERA DE CARTA: Nos vamos de masterclass a La Vaca Picada

Por Hugodire @EseHugoGomez

Desafortunadamente, hace mucho que los dos responsables de este humilde blog dejamos de ser estudiantes, pero nos encanta volver a esas épocas por una buena causa. Y La Vaca Picada tiene gran parte de culpa de que hagamos esta afirmación.
Ya sabéis que VP nos tiene ganado el corazón, como os pudimos contar en este post y en este otro. Sea por la calidad de su carne, de la que hablaremos ahora o por su parrilla de lava volcánica, aquí todo está buenísimo y en esta Masterclass, a la que pudimos asistir junto con un buen grupo de amigos, confirmamos los secretos de su éxito. Comenzamos.

Como siempre decimos, una buena hamburguesa es buena por su carne, pues aquí nos explicó Raúl Vicente, el chef ejecutivo y co-socio, junto con Diego Aresti, que hay muchos tipos de carne, que nos venden cosas que deberían estar prohibidas y que hacen que la hamburguesa sea algo que, aún a día de hoy, tiene muy mala fama. En La Vaca Picada nos explican que ellos eligen las partes de la vaca con más volumen de carne, que suelen ser las localizadas en la babilla o la tapilla, las más jugosas. El lado "malo" de estas partes, que no tienen, apenas, grasa, por lo que se la añaden a la mezcla al picarla.

Los diferentes tipos de carne que podemos encontrar. ¿Con cuál os quedáis?

Y es que, como podéis ver en la foto, lo de la izquierda es lo mismo, nada más que la carne de arriba es congelada y la de abajo no. En cambio, de los filetes de la derecha, el de arriba es de una calidad ya aceptable y que podemos comprar en cualquier superficie comercial y lo de abajo es lo que nos ofrecen en VP. Además del tamaño, se puede ver claramente que el color marca la diferencia, con un escaso contenido en grasa y pura carne jugosa.
Y para entenderlo mejor, pudimos probar una cecina, muy sabrosa, pero para comer sola. La verdad es que se puede apreciar la calidad de la carne con la que trabajan aquí. Todo un lujo.

Cecina. Una carne espectacular, en su versión curada.

También pudimos probar una carne todo lo contrario, menos hecha, cocida, pero que mantiene todo el sabor. Lo que se denomina por nuestras fronteras pastrami y que, con la ilusión, no pudimos ni fotografiar. Mil perdones, queridos lectores.
Por supuesto, aparte de una buena carne, influye mucho dónde se cocina y aquí nos quitamos el sombrero al contemplar la parrilla de lava volcánica que le da ese sabor tan especial y que nos gusta tanto. Aparte, aquí dominan los puntos a la perfección y siendo el medium rare (cruda, casi al punto), el considerado punto perfecto de la carne, ese momento en el que la grasa empieza a fundirse, pero la carne sigue igual de rosita y todos los que hay por encima y por debajo. Nosotros somos muy carnívoros y nos encanta que la hamburguesa y la carne en general estén cuanto más crudas, mejor.

Parrilla de lava volcánica. Seña de identidad.

Otro de los elementos más importantes es el pan. Como siempre os decimos, es imprescindible que no se desmorone y que aguante hasta el final de una pieza, aunque también nos gusta blando, suave y esponjoso. Cómo no, pudimos comprobar diferencias entre un panecillo de bolsa, comprado en un súper, el que podemos probar en una de esas cadenas fast food de cuyo nombre no quiero acordarme y lo que consideran (y consideramos) que es un buen pan para degustar una buena burger. Ya os hemos hablado de las bondades del panecillo de La Vaca Picada, así que con una imagen es más que suficiente para que vosotros mismos comparéis.

Los panecillos, ni muy blandos, ni muy duros. Esponjosos. Nos encantan.


Y tras la clase teórica, llegó el momento de comprobar si lo que nos contaba Raúl era cierto, así que tuvimos la oportunidad de probar algunas de las hamburguesas de VP en su versión mini, para que pudiese haber más calidad.
Empezamos con la clásica, la hamburguesa VP con tomate RAF, cebolla crujiente, queso de untar aromatizado y su salsa secreta.

Mini burger VP.

Si ya la carne es espectacular, la unión de sabores ya hacen que esta hamburguesa sea especial. Por lo menos una vez en la vida habría que probarla.
Y empezamos con las novedades. La hamburguesa vegana, muy original y en palabras de este humilde carnívoro que os escribe, muy muy buena. El secreto está en huir del tofu típico y hacer una masa de verduras, formando una mezcla cuyos detalles guardan celosamente, para conseguir una textura que, aunque no tiene nada que ver con la carne, es muy atractiva y hasta evoca a sabores árabes.

La burger vegana. Nada que envidiar a sus primas carnívoras.

Una apuesta sana por para de La Vaca Picada con la que quieren atraer a este, cada vez más grande, colectivo y con la que demuestran que las elecciones no tienen que estar reñidas con el sabor.
El otro gran descubrimiento fue la hamburguesa de rabo de toro. Directamente sacada del guiso al panecillo. Si bien es verdad que esto tiene un punto negativo y es que, al agarrarla, se empieza a desmenuzar, ya que no es una masa compacta. Pero si nos saltamos ese detalle, descubriremos una carne suave, melosa y con un sabor espectacular. Junto con la hamburguesa anterior, os podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que fueron la sorpresa de la velada.

Mini burger de rabo de toro.

Y como es época de Mundial, en VP no querían ser menos y nos ofrecen la hamburguesa de apoyo a la selección de España (aunque ya no sirva de mucho). La Con un par, una burger espectacular, que cuenta en su alineación con huevo y jamón serrano. No os decimos más que nos hicimos fans al verla y ya al probarla nos enamoramos.

La hamburguesa Con un par. Ésta sí que ganaría mundiales.

A pesar de tener hamburguesas con ingredientes parecidos en la carta, os aseguramos que esta burger ofrece una combinación de sabores espectacular y aunque nos hemos acostumbrado a uniones más fuertes, esta "simplicidad" es perfecta y han dado en el clavo.
Como no, aunque las hamburguesas fueran en tamaño mini, no nos pudimos quedar sin probar las patatas fritas que acompañan a todas las burgers de la carta. Nos contaron que fue difícil la elección del corte, el punto de frito y hasta la patata en sí, pero os podemos asegurar que han dado en el clavo. Muy buenas.

Las patatas fritas d ela Vaca Picada. Somos fans.

¿Pensabais que ya era suficiente? Pues no, faltaba un detalle, ya que nuestro querido Raúl quería mostrarnos otro de sus grandes platos, el T-bone. Un chuletón y solomillo bien madurado en bodega, que le aporta un sabor y una consistencia perfectos. Según palabras del propio chef, esta maduración hace que, al cocinarlo en la parrilla, no suelte jugos y nos llegue a la boca con una potencia de sabor que hace que merezca la pena pagar cada céntimo que cuesta.

El T-bone. Una delicia.


En definitiva, sólo podemos agradecer a la Vaca Picada y a sus creadores el que hayan organizado esta Masterclass en la que hemos aprendido un poquito más sobre la hamburguesa perfecta, en un evento divertido y ameno y que pudimos disfrutar en compañía de buenos amigos y todo esto maridado con un excelente cava Castillo de Peralada con el que disfrutamos aún más de cada bocado.
Todo esto no habría sido posible sin: Amparo, de Sin salir de Madrid; Raquel, de Espacio Madrid; Cristina, de Don't Stop Madrid; Un sereno transitando la ciudad y su Serenito; Fabio, de Cocino italiano; Lolo y Cristina, de Yelp Madrid; Marta, de Bocados 4 two; Ana y Esther, de A salvo del olvido y por supuesto, a Sandra de Bucket y a Raúl y Diego. Gracias a todos.
Web | www.lavacapicada.com
Podéis encontrar La Vaca Picada en:
Calle Tierra de Melide, esquina con Calle Mirallos, Las Tablas.
Calle Serrano, 224, Madrid
Calle Diego de León, 13, Madrid.
Avenida de la Libertad, 80, Jávea, Alicante.