Vida y opiniones de Tristram Shandy de Laurence Sterne es una obra inclasificable dentro de la literatura europea, no sólo de su época. Ya a mediados del siglo XVIII anticipó muchos de los rasgos esenciales de la novela moderna y la sensibilidad posmoderna. Su empleo de la metaficción y la hacen de esta novela un trabajo “moderno”, en el sentido más amplio de la palabra. No es extraño, de hecho, que una gran parte de la crítica literaria rechace la idea de lo posmoderno como movimiento contemporáneo, aludiendo a ejemplos como Tristram Shandy, para señalar la existencia de una tradición cultural de la “metaficción” muy anterior a estos nuevos tiempos. Para críticos como Jean Baudrillard, Frederic Jameson o Jürgen Habermas la Posmodernidad no sería sino una fase última de decadencia para unos, de repetición irónica para otros– de la Modernidad.
Dicho esto, ¿cuáles son los rasgos modernosdeTristram Shandy? ¿Qué es lo que une a Laurence Sterne con escritores como Thomas Pynchon, Michael Chabon o Jonathan Lethem?
La lengua inglesa está marcada por una gramática y una sintaxis relativamente simples que incide en los periodos breves, las oraciones simples y un sistema de puntuación dominado por el punto full stop, period). La gramática que teje las páginas de Vida y opiniones de Tristram Shandy es, sin embargo, ejemplo de todo lo contrario: en la novela abundan las frases inacabables; las subordinaciones encadenadas; el uso obsesivo de la puntuación. El resultado es un ejercicio continuado de digresión en el que las frases nunca terminan de completar las expectativas; y en el que el material explicativo y la información parentética acaban por convertirse en contenido diegético. Lo curioso es que la sintaxis sinuosa y acumulativa de Tristram Shandy no es en realidad otra cosa que un espejo formal de la propia estructura del libro y de su misma materia narrativa...