No es necesarios haber visto mucho cine del director francoamericano Jules Dassin para apreciar su excelente pulso con la cámara. Entre sus películas más conocidas destacan las sensacionales Rififi o La ciudad desnuda, títulos sensacionales del cine negro que serán eternamente recordados. Pero entre estos más conocidos también se esconden grandes obras algo más olvidadas, como es el caso Fuerza bruta.
En la penitenciaría de Westgate se está manteniendo una situación insostenible. El capitán Munsey maltrata a los presos, y estos no piensan permitir que la situación continúe de esta forma. La situación se le empieza a escapar de las manos a las autoridades, y cuando el alcaide ya no puede más, los presos se amotinan y preparan un plan para conseguir escapar.
La genialidad de Fuerza bruta viene dada por la confluencia de grandes artistas en los diferentes aspectos de la creación del film. Al guión se encuentra el gran Richard Brooks, conocido director y guionista, que nos ha legado películas tan brillantes como Los profesionales o la adaptación de la novela homónima de Truman Capote A sangre fría. La música está compuesta por Miklós Rózsa, si su talento es innegable, también es cierto que peca de excesivamente estridente en muchas ocasiones; pero lo que en otra ocasión podría haber sido un lastre, en esta película parece cuadrar en su justa medida para dar la intensidad necesaria a los acontecimientos que se suceden. A nivel de interpretación, Burt Lancaster y Hume Cronyn compiten por el liderazgo en pantalla, y ambos dan magníficas interpretaciones a sus personajes.
El guión es muy fluido, y construye buenos personajes aunque tal vez demasiado maniqueos. Cada uno de los presos tiene su propia historia, y la llegaremos a conocer conforme la historia se desarrolla. Las explosiones de violencia son crudas y desagradables, pero en este ámbito Fuerza bruta nos deja algunas de sus imágenes más impresionantes. Ejemplo de ello sería el asesinato del soplón, con todos los presos martilleando y los sopletes y el aire infernal que lo recubre todo. Otra sería la paliza que Munsey propina a un preso en su despacho, resulta aún más insoportable cuando solo escuchamos la música que cuando oímos todos los quejidos del infeliz. En sí el film completo es muy potente, Dassin consigue otra de sus grandes obras, visceral y violenta, pero muy humana.
El sello Versus rescata del olvido este film para darnos la oportunidad de verlo con la mejor de las calidades en DVD. Imprescindible para todo aquel interesado, saldrá por tan solo diez euros y, aunque no tiene extras prácticamente, la edición es perfecta.