Y es que el caso del padre de Bechdel es de manual: un homosexual reprimido que funda una familia tradicional a la vez que lleva una vida más o menos secreta dedicándose a montárselo con jovencitos que suele reclutar en sus clases (trabaja como profesor). Por fuera, es un hombre de orden, que mantiene su casa como una especie de cuartel con decoración kitsch, una casa antigua que requiere constantes reformas y limpieza, un hogar que esclaviza a todos sus miembros al igual que al cabeza de familia le esclavizan sus deseos. Como escribe Alison en una de las viñetas: "no utilizaba su artificioso ingenio para hacer cosas, sino para hacer que las cosas parecieran lo que no eran."
Pero a la vez que la protagonista descubre la verdadera naturaleza de su padre - que a la vez que no hace demasiado por ocultarla, actúa como si todo fuera normal - ella misma va explorando su homosexualidad, primero a través de los libros y después a través del sexo, lo que le hace acercarse más a su padre en una extraña relación de amor-odio. Por un lado hay comprensión, pero a la vez hay repugnancia por la sordidez con la que él vive el lado oculto (o semioculto más bien) de su sexualidad. Uno de los personajes más extraños es el de la madre, que conoce las aventuras de su marido y vive en un mundo privado de silencio y amargura. Fun Home es una novela gráfica no apta para todos los paladares, porque destila una valentía y sinceridad que pueden ser incómodas para algunos lectores.