No nos engañemos, si Fun Lovin’ Criminals no hubieran incluido ese sampler de Pulp Fiction en “Scooby Snacks”, en pleno 1995, con el resacón Tarantiniano en pleno apogeo, tal vez no hubieran alcanzado nunca el estatus y quizás nos hubiéramos perdido a este trío fantástico. Eso, que nos pareció un guiño divertido en uno de esos singles incontestables de los 90’s, a Tarantino le pareció una ocasión para reclamarles su tajada por derechos de autor. Claro, eso fue cuando el disco “Come Find Yourself” escaló puestos en las listas, especialmente la británica. Y es raro, porque es en el Reino Unido y también en Irlanda donde estos chicos siempre han tenido mayor éxito, casi más que en su América natal.
Hablar de Fun Lovin’ Criminals sin mencionar aspectos extramusicales se convierte en una difícil tarea. Elegantes, bon vivants, cachondos, cinematográficos, mitómanos, algo macarras, gangsteriles, con clase. Son un poco de todo eso. Huey Morgan, voz y guitarra, Brian “Fast” Leiser, teclados, trompeta, bajo y programaciones variadas. Y un batería que ha ido cambiando a lo largo de los años de formación. Neoyorquinos orgullosos hasta la médula.
Y su música? Es rap? Es rock? O tal vez ambas cosas? Pero claro, cuando se habla de mezclar rap y rock aparecen rápidamente los nombres de Beastie Boys, y de Rum DMC, y de RATM o incluso de Ántrax. Y creedme, no se parecen a ninguno de ellos. Claro, usan bases programadas y samplers, pero esa guitarra es hard-rockera a veces, blues en otras ocasiones. Y luego aparecen esos teclados o sacan la trompeta, y la cosa se pone más soul. Y cuando menos te lo esperas, se descuelgan con alguna sonoridad más tradicional, o con acercamientos al lounge. No me pidáis que lo defina. Demasiado complicado.
Su debut aparece en 1995, “Come Find Yourself”, y ese primer single de base rockera y estribillo pegadizo les abre muchas puertas. Y muchas más que les abrirá ese videoclip. Efectivamente, en el videoclip de “Scooby Snacks” además les sirve para presentarse protagonizando una historia de golfos entrañables que deciden forrarse robando un banco, en una historia, lo adivináis? Sí, muy tarantiniana. Y yo, que no había escuchado rap en mi vida, ni ganas, me engancho a esto que no sé muy bien lo que es, pero me gusta. Claro, algunos cortes son netamente hiphoperos, pero otros son puro rock, bailable y desinhibido, con algunos riffs muy buenos. Y con samplers declarados de “Free Bird” y no declarados de “Smoke on the Water”. Porque vamos, que me aspen si el riff de “Bombin’ the L” no es el riff clásico de Ritchie Blackmore, con un par de notas omitidas. También hay momentos más tranquilos, como esa bonita versión del clásico de John Barry “We have all the time in the World”, o esa bluesy “Methadonia”.
Las referencias a NYC son explícitas, por ejemplo, “the L” es un tren que cruza de Manhattan a Brooklyn, y con homenaje a John Gotti, el último mafioso clásico, ilustre habitante de la ciudad de los rascacielos.
En definitiva, un gran debut de un grupo que se hizo muy popular y que aprovechó su tirón para pasearse por festivales y hacer conciertos en las salas de medio mundo, cuando el rock todavía era popular, aunque capitalizado por los sonidos “alternativos”. Gran debut, sí, pero nada nos hacía presagiar lo que vendría después. Pero eso, amiguitos, será otro día. Así que os doy tiempo para pinchar “Come Find Yourself” y continuamos para bingo. (CONTINUARÁ)