Su función principal es reducir la cantidad de monóxido de carbono CO combinándolo con oxígeno O2 y transformándolo en dióxido de carbono CO2, hidrocarburo HC combinándolo con oxígeno O2 y transformándolo en dióxido de carbono CO₂ y agua H₂O, y óxido nítrico NOx transformándolo en nitrógeno N2 y oxígeno O2.
La unidad de mando del motor regula en todo momento la mezcla de combustible y aire teniendo en cuenta la emisión de gases de escape, el consumo de combustible, la potencia y la protección del catalizador. Para ello, el módulo de control mide el contenido residual de oxígeno presente en los gases de escape a través de las sondas lambda y corrige el caudal de inyección de combustible, siempre y cuando se cumpla un alcance rápido de la temperatura y el buen funcionamiento del catalizador sin que comprometa su sobrecalentamiento, sobre todo a plena carga.
La conversión catalítica que realiza el catalizador es diagnosticada por la unidad del motor mediante un control dividido en dos fases:
Durante aproximadamente tres segundos, se ajusta una mezcla de combustible y aire rica hasta que la tensión de la sonda lambda anterior al catalizador alcanza un valor predeterminado. Dado que los gases de escape de la mezcla rica contienen poco oxígeno, la cantidad de oxígeno que se almacena en el catalizador disminuye.
Se ajusta una mezcla pobre, por lo que los gases de escape contienen abundante oxígeno. El tiempo que transcurre hasta que la sonda lambda posterior al catalizador reacciona a los gases de escape ajustados permite calcular la cantidad de oxígeno acumulado en el catalizador, asumiéndose que la tensión de la sonda lambda no varía hasta que ya no puede acumularse más oxígeno en el catalizador.