Lo bien que funcione un sistema de osmosis inversa domestica depende totalmente de la composición química de los sólidos, su concentración en el suministro de agua y el tipo de membrana que se va a emplear. Estos sistemas son cien por ciento efectivos y eliminan todas las toxinas y agentes contaminantes que se encuentran presentes en el agua, por eso el agua de grifo debe ser sometida a un sistema de filtros de osmosis, ya que de esta forma se evitaran futuras contaminaciones con el agua que se vaya a consumir y también se evitaran problemas de salud.
Los filtros de agua de osmosis tienen la capacidad de atrapar una amplia variedad de metales suspendidos en el agua. El calcio, arsénico, flúor, mercurio, plomo, hierro y sodio son algunos de los metales e iones que eliminan los filtros de agua de osmosis inversa. Además de las partículas dañinas para el organismo como el amianto, y algunos plaguicidas como el heptacloro son atrapados efectivamente por sus membranas.
Esta clase de filtros solamente tienen unas pequeñas limitaciones y son que no pueden eliminar materiales como el radón y no son eficaces eliminando algunos disolventes como el tetracloruro de carbono, tolueno y benceno.
Los filtros de recambios osmosis inversa son usados para reducir todos los sólidos disueltos totales a niveles aceptables. La tasa de rechazo de un filtro es un porcentaje que se determina en función de los sólidos totales que tiene la capacidad de quitar, así como por el material individual o el compuesto.
Otra medida de la eficacia es la tasa de recuperación, en donde se describe cuanta es la capacidad de agua filtrada producida en comparación con la cantidad de agua que se envía actualmente mediante el sistema. El agua que no es purificada es utilizada para eliminar los agentes contaminantes fuera del sistema de filtración de osmosis inversa.