Funcionarios a la antigua

Por Selva Del Olvido

Casi cualquier atisbo de organización gubernamental que seamos capaces de ver en nuestro mundo moderno, tienen su punto de partida en Alfonso X el Sabio. El rey justo dotó de un conjunto de leyes al reino de Castilla, con tanto esmero y detalle que han sido la base de toda la articulación posterior. Alfonso, no hizo esto porque fuese un gran hombre, que lo era, ni por algún tipo de vocación santurrona. Lo llevó a cabo porque era lo mejor para su puesto y para el momento político que se daba. 
¿Que momento es este? El de la primera centralización medieval. Castilla comenzaba a perfilarse como un buen candidato a ostentar la hegemonía peninsular y, como siempre sucede ante semejante pastel, aparecen los golosos. Alfonso era consciente de que su "equipo de gobierno" consistía en una caterva de nobles conquistadores, algunos  con ganas de más gracias, otros intentando afianzar su gobierno en zonas o bien despobladas o bien de mayoría morisca. 
En ningún momento quiso Alfonso perder el carro de la conquista, poseía el control y ya se habían dado antecedentes de pérdida del poder a manso de los nobles. La situación vivida con Alfonso VII había sentado un peligroso precedente. En cualquier caso era el momento de centralizar el poder en la corona, y por vez primera hacer una rebaja en las concesiones a la autonomía de los grandes nobles. 
El rey sabio encontró una buena herramienta en la burocracia. A todos nos han desesperado alguna vez las ventanillas y los papeles rosa, pues he aquí su origen. Con un reino amplio y una interesante cantidad de caballeros, los asuntos que debía tratar el rey eran ciertamente amplios. Alfonso ordenó en sus "Partidas" la profesión de escribano, notario y canciller público y de la corte. 
Estos hombres, debían ser según este texto, hombres buenos, de virtud intachable, agudos e inteligentes, honestos y discretos, con buena letra y maña...O lo que es lo mismo, cualquiera no podía ser notario. En una época en que están empezando a fundarse las universidades ahora y en el que la iglesia ostenta el monopolio de la escritura, no es alocado pensar que muchos de estos notarios y escribanos pudieran ser nobles e hidalgos de cuarta categoría, los desheredados.
¿Pero porqué tanto requisito? Hay que entender que estos hombres eran los que controlaban el flujo documental hacia la figura del rey, y eso significaba mucho poder, ya que una carta, al final de la cola podía significar  la ruina absoluta. En general la mayoría de los hombres que participaban de la administración de la cancillería inicial, habían tenido sus orígenes en la antigua cámara real, o lo que es lo mismo, en aquellos sirvientes más leales del rey, los de mayor confianza. La jugada está clara, estaba creando una administración a base de hombres leales, que se lo debían todo.
El siguiente paso era articular esta administración, y de nuevo vemos como el peso recae en escribanos y sobre todo notarios. Se crean carias oficinas de la cancillería, entre las que tenemos una de cámara, una para los asuntos de Andalucía, otra para León y otra para Castilla y sobre todo dos oficinas más importantísimas claves para comprender este sistema: las oficinas de justicia y poridad. La oficina de justicia estaba dirigida por un alcalde de corte, y los alcaldes de corte serán los que pertenezcan a la futura sede de las Cortes, es decir, ya desde ese momento se separa a la justicia en cierto modo del poder de facto que era la alta nobleza conquistadora.
La cancillería de poridad era aquella que se ocupaba de los asuntos secretos del rey, aquellos que guardaban sus documentos. y los únicos autorizados a salir de la corte para llevar cartas personales  a su destinatario. Y quien sabe, quizás fueran la base del sistema de espionaje que a posteriori se organizó en la corona.
En definitiva, la burocracia, ese instrumento gris e inhumano, le hizo la pascua primero a los más ambiciosos. Pensadlo la próxima vez que hagáis cola...
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