Personalmente considero que las imágenes nos muestran la infinita levedad del cuerpo humano y como de una forma absolutamente natural nos resintegramos en el ciclo natural. En este caso a través de los buitres. En realidad es una secuencia de más de 60 fotos, pero solo he incrustado las necesarias para hacer un resumen. En realidad son fuertes, si. Pero naturales como la vida misma.
A lo mejor lo verdaderamente aberrante es el como nos entierran en nuestra cultura y como hacen un negocio de todo el asunto relacionado con la muerte. Ciertamente mi intención, al publicar estas fotos, es la de hacernos reflexionar sobre nuestra existencia (lo que llamamos vida) y la “otra” vida que nos espera al final del camino.
Habrá personas a las que estas fotos les parezcan morbosas, pero os aseguro que NO es esa mi intención.
Sin más preambulo ahí van las fotos.
Los tibetanos, ya sea por necesidad o por creencias, no entierran ni incineran a sus difuntos, a excepción de los menores de 18 años, las mujeres embarazadas y los muertos por alguna enfermedad infecciosa, el resto son entregados en las altas cumbres a las aves carroñeras. Los buitres, “daikinis”, son los ángeles que bailan entres las nubes y serán los encargados de perpetuar el ciclo de la vida, de igual modo que lo hacen con el resto de especies con las que compartimos nuestro planeta.
Un saludo a la blogosfera despierta