Mi puntuación: 8/10
Obra cumbre del realizador austriaco Michael Haneke con la que quería criticar la violencia sin sentido que azota nuestra sociedad, y que mejor modo de hacerlo que con una película fríamente dirigida y por supuesto, llena de violencia sin sentido. Y es que poco importan las motivaciones de los dos brillantemente interpretados psicópatas protagonistas, simplemente están al servicio del goce y disfrute de un espectador al que quieren perturbar. Para ello no nos impactan con imágenes evidentes, ya que la cámara se aparta en los momentos más sangrientos pero sí se recrean con largos planos secuencia cuando el dolor es psicológico. De este modo dejan vía libre para que sean los indescifrables hechos a los que asistimos los que nos estremezcan, o peor aún, nos dejen impasibles.