Semanas atrás escribía en este mismo blog sobre el libro de Stephane Hessel, titulado “Indignez Vous”, en el que el diplomático francés, de 93 años de edad, reivindica una revolución pacífica contra la tiranía de los mercados que, en su opinión, amenaza la democracia. En muchas ocasiones me pregunto cómo es posible que en un país con más del 20 por ciento de la población activa sin empleo nadie haya saltado todavía a la calle para denunciar la deriva económica y social de quienes están aniquilando el estado del bienestar. Me consta que hay un gran malestar entre la ciudadanía, una furia contenida, mezcla de ira, frustración e impotencia, pero, en cambio, todas y todos callamos, nos resignamos y aceptamos sin rechistar más y más recortes de derechos laborales y sociales, que nos hacen más y más vulnerables ante la ambición sin límite de la banca y la patronal, que hoy controlan el mundo. Ayer el servicio de estudios del BBVA anunció que la economía española mantendrá hasta el año 2013 una tasa de paro superior al 20 por ciento. Al mismo tiempo, en un alarde no sé si de cinismo o ignorancia, aseguraba que “las reformas en marcha van en la dirección correcta, pero es necesario continuar con medidas ambiciosas para aumentar el crecimiento“. Ante amenazas como éstas, que implican más deterioro de la calidad de vida de millones de personas y más recortes sociales en el corto plazo, me quedo atónito ante la falta de respuesta ciudadana. ¿Qué más necesitamos para saltar?