Fútbol, cine y artes (marciales)

Publicado el 29 noviembre 2012 por Desmarcados @blogdesmarcados
Hace un par de semanas en la liga chilena el delantero de Unión La Calera, Gastón Cellerino, autor de golazos como éste, saltó a la los titulares por una acción bastante reprobable: Le dio una patada (de karate o taekwondo, no lo tengo todavía claro) al portero rival, Mauricio Viana, tras ser expulsado del encuentro entre Santiago Wanderers y Unión La Calera. El motivo de la agresión, según Cellerino, fue que el portero wanderino insultó gravemente a su madre y a su esposa. El jugador argentino fue posteriormente detenido por infracción a la Ley chilena de Violencia en los Estadios y  sancionado con siete partidos por culpa de este incidente.
Agresiones como esta (y peores) han sucedido numerosas veces en la historia del fútbol. A cualquiera se le puede cruzar un cable en un momento de calentón o, simplemente, en medio de un lance del juego. Incluso a grandes estrellas como Eric Cantona se le ha ido la olla algún día, como sucedió con su famosa patada al aficionado del Crystal Palace que le insultó en un partido (en concreto le gritó: "¡Vuélvete a Francia con tu puta madre, bastardo!"). Cantona fue sancionado durante ocho meses y multado con 30.000 libras. El francés nunca se ha arrepentido de este hecho sus irónicas declaraciones posteriores a esta agresión fueron míticas: "Pido perdón a todos, al Manchester United, a mis compañeros de equipo, a los fans, a la Federación… y también quiero disculparme con la prostituta que compartió mi cama la tarde pasada”. Por otro lado, el hooligan agredido, un tal Matthew Simmons, tuvo un destino muy loser: tras su agresión fue acosado por los diarios más sensacionalistas, humillado por la afición y repudiado por su familia. Hace un año fue condenado por agredir al entrenador del equipo de fútbol de su hijo.  El boomerang de la violencia con destinos equivocados.

Cantona interpretando 'Everybody's kung fu fighting'

Este tipo de agresiones suelen ser bastante chapuceras, llevadas por la pasión y la mala leche del momento. Suelen dejar en muy mal lugar a quienes las realizan, con fuertes sanciones y. a nivel técnico, no suelen ser tan espectaculares como las que podamos ver en un combate olímpico de Taekwondo o en una película de artes marciales, por supuesto. Aunque no por ello dejan de ser impactantes, como la famosa agresión del jugador holandés De Jong a Xabi Alonso en la final del Mundial de 2010. 

Ibra, estrella del Taewkwondo

Pero no siempre ha tenido una connotación negativa el hecho de mezclar artes marciales y fútbol. No es extraño encontrar a jugadores que han practicado artes marciales y que incluso les ha servido de gran ayuda a la hora de explotar sus condiciones físicas dentro del fútbol. Entre los primeros destaca el ex del Barça  Bodo Zenden, que hasta los 16 años estuvo alternando fútbol y Judo, y llegó a ser cinturón negro. Otro cinturón negro, esta vez de Taekwondo, es el gran Zlatan Ibraimovich. El jugador sueco se ha convertido en uno de los mejores delanteros del mundo gracias al dominio de las habilidades desarrolladas mediante la práctica del Taekwondo. Pese a su gran estatura, Zlatan se mueve con gran soltura, agilidad y elegancia, lo que sumado a su potencia y envergadura, le han convertido en uno de los delanteros más completos que existen en la actualidad.

Jackie Chan, nuevo fichaje de Mancini para los citizens

Pero todos ellos ellos están lejos de las grandes estrellas cinematográficas del género. Desde los que optan por el rollo cómico, como Jackie Chan, pasando por los más puristas como Bruce Lee (creador del Jeet Kune Do) o Sho Kusogi (maestro de Ninjutsu), hasta los más chulos del barrio (y negados en interpretación) como el campeón del mundo de kárate Chuck Norris , el maestro de Aikido Steven Seagal, y el multiartista marcial Jean Claude Van Damme
Aunque mezclando fútbol, cine y artes marciales nos podemos encontrar con una cosa muy bizarra "made in Hong Kong", llamada  'Shaolin Soccer', dirigida en 2001 por Stephen Chow. Cuenta la historia de un ex jugador de fútbol metido en líos que se encuentra a un vagabundo, estudiante de Shaolin, que trata de difundir la filosofía del Kung Fu. Con la ayuda de los hermanos del futbolista, a los que enseñan a jugar al fútbol mezclando las técnicas de kung fu, entrarán en un prestigioso torneo en el que podrán ganar un premio de 1 millón de dólares.
Aquí os dejo con el tráiler. Es una locura total, no sé cuánto duraría un partido de estos. ¿Cinco minutos?