fútbol & economía

Publicado el 24 febrero 2014 por Libretachatarra


Lo que sigue es un paseo por algunos de los estudios económicos más recientes (o más curiosos) que unen al mundo de los economistas con el fútbol. Pitada inicial para el partido de las "soccernomics":
Chivos expiatorios. La economía conductual demostró que un error o sesgo muy persistente es el de la aversión a perder: el impacto emocional de una derrota o fracaso es entre dos y tres veces mayor al que se experimenta con un triunfo o éxito. Por eso, tres partidos ganados al hilo le dan crédito a un director técnico, pero tres encuentros perdidos en forma seguida lo hunden en el oprobio. Susan Bridgewater, una economista que da el curso de management de fútbol de la Universidad de Warwick, en Inglaterra, analizó 40 años de estadísticas de la Premier League y concluyó que echar a un técnico y poner a uno nuevo no mejora la performance del equipo en cuestión. Bridgewater utilizó como "grupos de control" a equipos que venían con una racha similar de resultados, pero que optaban por no cambiar de técnicos. El economista Franklin Fisher dijo una vez: "Es muy difícil ser un experto en un tema que todos entienden. Y tal vez sea más complicado aún ser especialista en un tema que todos creen que entienden. En ese aspecto, no envidio a los directores técnicos de fútbol, pero ser economista no es algo muy distinto".
Teoría monetaria-maradoniana. El segundo gol de Diego Maradona a los ingleses en el Estadio Azteca, de México, en 1986, le sirvió años atrás al gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, para trazar un paralelo con una política monetaria exitosa. King notó que, contrario a la percepción que uno suele tener, Maradona corrió en línea recta, engañando a los cinco jugadores ingleses que intentaron quitarle la pelota pensando que iba a eludirlos por el costado. En forma similar, los bancos centrales deben aprender que las expectativas de los agentes terminen haciendo el trabajo (más que las acciones de la autoridad monetaria per se).
La pelota no se grava. ¿Qué vuelve a una liga más competitiva que otra? ¿Una buena política de divisiones inferiores? ¿Directores técnicos más experimentados? ¿Derechos televisivos más abultados que atraigan a superestrellas? Analizando los torneos de fútbol de 14 países europeos, los economistas Henrik Kleven, Camille Landais y Emmanuel Sáez hallaron que las tasas impositivas juegan un factor crucial en la decisión de los mejores futbolistas acerca de dónde radicarse. "El efecto más poderoso para explicar la migración de futbolistas tiene que ver con el marco impositivo", sostuvieron.
El equilibrio de los árbitros. La teoría de la decisión y la economía del comportamiento viene estudiando un error común en el mundo empresarial, conocido como el "sesgo de omisión": hay castigo para quienes toman decisiones que terminan generando malos resultados, pero no se penalizan las determinaciones que no se toman (y que pueden llevar a resultados todavía más catastróficos). Para medirlo, economistas estudiaron el comportamiento de los árbitros, que ante situaciones de penales dudosos tienden a decir "siga, siga" en lugar de cobrarlos. El costo del primer error, de no cobrar un penal que sí existió -en términos de reputación e insultos de una de las hinchadas- es sensiblemente menor al segundo, que implica sancionar un penal que no fue.
Se paraliza el mundo. Una muestra de la pasión que puede llegar a general el fútbol, un estudio muy original de los economistas Martín Rossi (argentino, profeso de Udesa) e Ignacio Munyo (uruguayo), comentado meses atrás en esta columna, halló que en Uruguay los crímenes y delitos disminuyen en forma muy notoria cuando juegan Peñarol o Nacional (los equipos más populares: se estima que 80% de la población es de alguno de esos dos clubes) o cuando juega la selección nacional. Para determinarlo, accedieron a una base de 815.000 delitos cometidos en Montevideo entre 2002 y 2010, que contenía una particularidad: cada crimen tenía reportada la hora exacta en la que se cometió, lo que permitió arribar a la conclusión de su relación con el fútbol.
Medidor de lealtad. Hay toda una literatura creciente de fan loyalty (lealtad de las hinchadas) que intenta medir esta variable a través de distintos indicadores aproximados. Años atrás, dos economistas de la Universidad Di Tella analizaron los torneos nacionales jugados entre 1995 y 2000 para detectar aquellos equipos cuya recaudación aumentaba "en las malas": llevaban más gente a medida que peor les iba, algo que podría considerarse un indicador de "aguante" de los fanáticos. Platense, Banfield, Chacarita, Belgrano de Córdoba y Colón estaban en ese grupo.
Cambio de reglas. Utilizando enseñanzas de la teoría de los juegos, Juan Carrillo, un economista de la Universidad de Southern California, escribió un trabajo que propone una modificación en las reglas para definir un partido: que los penales se pateen antes del tiempo suplementario, y no después. De esa forma, se favorece un esquema de juego más ofensivo (el equipo que perdió la serie de penales sabe que tiene que salir a matar o morir).
Ventaja psicológica. Ignacio Palacios-Huerta, tal vez la mayor autoridad académica desde la economía en el estudio de penales, demostró que aquellos equipos que comienzan pateando la serie de tiros desde los 12 pasos tienen un 20% de mayores chances de ganar que los que lo hacen en segundo término, por la presión que significa para estos últimos "empatar" cuando los primeros convirtieron. "Los canales de TV van a comerciales cuando se tira la moneda para determinar qué equipo empieza pateando, pero deberían quedarse con sus cámaras enfocando este momento, porque es crucial y determinante", sostiene el profesor de la London School of Economics.
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Todo al rojo. En su libro El deportista científico, el periodista Martín De Ambrosio cita distintos estudios científicos que muestran una brecha estadísticamente significativa en resultados, favorables a equipos que visten atuendos de color rojo. Uno de los trabajos, de la Universidad de Münster, en Alemania, afirma que los árbitros tienden a favorecer de manera inconsciente a aquellos jugadores que llevan camisetas de ese color. Independiente y Argentinos Juniors, agradecidos. Y ahora ya sabemos por qué España ganó el último Mundial.
SEBASTIÁN CAMPANARIO
“¡Fútbol, fútbol, fútbol! Goles de la economía no convencional para palpitar la Copa Mundial
(la nación, 23.02.14)