Future World: La Mad Max de James Franco (El apocalipsis va a llegar 1)

Publicado el 28 agosto 2019 por Tomas

Sobre James Franco se pueden decir muchas cosas, unas buenas y otras malas. Como sea, hay dos certezas: Una, que tiene carisma. La otra, que tiene muchos amigos que se dejan enredar en sus proyectos con una facilidad pasmosa. Ya sean los habituales de la factoría Judd Apatow, ya sean raperos, modelos y otras celebridades. Franco convenció a unos cuantos, se los llevó a rodar Future World al desierto del Colorado y se lo pasaron en grande durante un mes. El resultado ya es otra cosa.

Future World: Motos, strippers y gamberradas

De haberse filmado durante los 80 o primeros 90, Future World entraría de lleno en la lista de las madmaxexploitation que tanto proliferaron por entonces (los italianos eran maestros del subgénero). Tiene todos los ingredientes: argumento ramplón, localizaciones áridas (desiertos, construcciones abandonadas), ropas de cuero y pinchos de latón, bandas armadas, vehículos a motor de aspecto macabro y muchas escenas de acción rodadas con más o menos acierto.

Antes de seguir, conviene aclarar que Future World no tiene pretensiones. O al menos no parece tenerlas, y esperemos que no las tenga. Porque su argumento es muy simple, y su factura poco más que correcta, incluso recreándose en su cutrerío. Veamos:

En un futuro cercano, la civilización se ha ido al traste. Según el breve prólogo narrado por una voz en off (al mejor estilo italoexploitation, por cierto), por algún cataclismo relacionado con las IAs. Ahora los supervivientes se organizan en bandas armadas, y existe un pequeño reducto de gente pacífica, un santuario cuya reina, Queen (Lucy Liu) está enferma.

Su hijo, Prince (Jeff Wahlberg) es enviado a obtener una cura, de la que solo dispone Drug Lord (Milla Jovovich) en su paraíso de la droga. Pero por el camino se tropezará con Warlord (James Franco) y sus sicarios moteros. Warlord ha encontrado y reprogramado a Ash (Suki Waterhouse), una robot con aspecto de supermodelo que permanecía oculta y escondida en un almacén. Condicionada por su programación, Ash debe obediencia a Warlord, pero Prince se la lleva con él al paraíso de Drug Lord, comenzando una persecución que centra casi toda la trama de la cinta.

Apocalipsis a golpe de tópicos

En Future World no faltan los topicazos del subgénero, con el detalle de que se nota que están metidos a propósito. El rapero Snoop Dogg interpreta a Love Lord, propietario de un prostíbulo sin paredes (parece un hangar semiderruido) situado en medio de la nada. Allí mantiene a las mujeres esclavizadas mediante collares eléctricos.

La robot Ash, por su parte, aparece en escena totalmente desnuda. Después la veremos siempre con poca ropa y caminando con el contoneo de las modelos de pasarela. Por alguna razón, las robots (excepto en producciones como) siempre son mujeres jóvenes y hermosas. Aquí la IA tendrá un interés romántico con una ingeniera (interpretada por Rummer Willis). Podríamos pensar que es una visibilización LGTB+. Pero se ve más como un intento de Franco y su co-director y guionista Bruce Thierry Cheung de colar escenas de erotismo light entre mujeres.

James Franco se divierte

Porque de eso va Future World, de que James Franco se fuese de juerga al desierto con sus amigos. Hay quien dice que en realidad se iban al Wasteland Weekend y, ya que estaban por allí, aprovecharon el vestuario para filmar una película. Así que Franco se va a pasear por la cinta con un casco de cuernos de carnero, haciendo el macarra y siendo todo lo despreciable y guarro que su personaje le permite. Vamos, que disfrutó haciendo de malo y comportándose como un cerdo (y como un sátiro) con Suki Waterhouse.

Future World contiene, al menos, unas cuantas buenas escenas de acción, casi todas concentradas en el tramo final, que transcurre en el paraíso de la droga de Drug Lord. Aquí sorprende muy gratamente Milla Jovovich, que le da matices e interés a un personaje que de entrada era poco prometedor. Desde luego compensa la falta de entidad del protagonista y el papel casi testimonial de su madre, la reina. Si lo que querían James Franco y sus guionistas era que los malos molasen más que los buenos, lo lograron con creces.

En Future World nada importa excepto la juerga

De que el rodaje de Future World fue un cachondeo monumental no cabe ninguna duda. Porque la mayor parte de imágenes disponibles en Internet sobre la película son del rodaje, no fotogramas de la misma. Miembros del reparto posando con los brazos sobre los hombros, sonrientes o poniendo mueca de malote, para que se vea el buen rollo que había. Fuera de eso, Future World es un desfile de ropa mugrienta, polvo, arena, caras sudorosas manchadas de grasa de motor, parajes áridos, ruinas y motocicletas a las que no se les termina el combustible. Un detalle curioso: las balas escasean y las armas de fuego no sirven para nada.

Future World (distribuida en algunos países de habla hispana como Amanecer Oscuro) es una frivolidad intrascendente del director que sorprendió a todos con The Disaster Artist ese mismo 2018. No hay un mensaje ni un ejercicio de reflexión, más allá del clásico imperio del más fuerte y de la involución hacia una sociedad primitiva de tribus guerreras de todas las madmaxexploitation. Aunque en este caso todo se queda en la estética.

Tanto como que unos cuantos supervivientes intenten vivir de forma pacífica, con una sociedad civilizada cuya única defensa ante la barbarie sea el incógnito absoluto. Ideas, como la del sometimiento y la cosificación sexual de la mujer, que se quedan en la superficie. Simples elementos narrativos en los que el guión no explora, porque solo sirven para sostener una historia de persecuciones en moto, ingestas de drogas alucinógenas y peleas a brazo partido.

Future World no es una buena película, ni postapocalíptica (que es lo que nos interesa aquí) ni en términos generales. Ni siquiera es innovadora, porque se recrea en el camino trillado. Hasta parece transmitir cierta vagancia (el propio título y los nombres de los personajes parecen provisionales, de trabajo, a la espera de los definitivos que nunca llegaron). Pero a las malas, como se lanzó directo a vídeo, es fácil de encontrar en plataformas de streaming. Y como solo dura 90 minutos, sirve para desconectar un rato, porque su visionado no requiere demasiada atención.