Prosigamos con el resumen: FLEXIBILIDAD Y CONCILIACIÓN En la actualidad tres de cada cuatro mujeres con hijos están en la fuerza laboral y el tiempo que pasan trabajando fuera del hogar casi se ha duplicado en los últimos 30 años. En este contexto los trabajadores que tratan de equilibrar (a veces difícilmente) los ingresos salariales con el tiempo dedicado a la familia. Y si miramos las perspectivas de futuro, el reto de la atención de niños y ancianos aumenta. En 1996, casi el 20 por ciento de los hogares estadounidenses proporcionaban cuidado informal a un pariente o amigo mayor de 50 años de edad. Este informe considera que el porcentaje se duplicará en los próximos años. Esta realidad modificará la forma en que trabajamos y nuestra forma de ver el trabajo en el siglo XXI. Veamos que está ya sucediendo:
Tecnología: la oficina virtual nunca se cierra La buena noticia es que la tecnología está permitiendo a las y los trabajadores disponer de “la oficina” en toda hora y lugar. Esa es la mala noticia, también!, con el correo electrónico, ordenadores portátiles y smartphones, el trabajo ya no se limita, es omnipresente. El reto es asegurarnos de que los trabajadores utilizan la tecnología, y no al revés. Otro gran reto que se plantea es la brecha digital. Un informe del Departamento de Comercio de julio 1999 encontró que entre 1997 y 1998, la brecha en el acceso a Internet entre los que están en los niveles de ingresos más altos y más bajos creció un 29 por ciento. Los blancos son más propensos a tener acceso desde el hogar que son afroamericanos o hispanos desde cualquier ubicación.
Capacitar a los trabajadores con elección En el siglo XXI, los trabajadores de mayor éxito serán aquellos que sean capaces de elegir la relación de trabajo que les da los salarios y prestaciones suficientes y capacidad para cuidar de sus familias. El desafío vendrá a la hora de garantizar que los futuros trabajadores que prefieren opciones no tradicionales puedan acceder a ellas. Así mismo las y los trabajadores no tradicionales de hoy reciben menos formación y menos beneficios. Un reto sobre el que habrá que trabajar los próximos años.
DESTINO Y DIVERSIDAD En el siglo XXI, casi uno de cada dos estadounidenses es miembro de lo que hoy se considera un grupo minoritario, y es necesario gestionar esta diversidad para que todos los trabajadores puedan beneficiarse y para que suponga una ventaja competitiva para los empleadores en un mercado globalizado. Cerrando la brecha Si bien la brecha salarial no ha desaparecido. Las mujeres y las minorías siguen ganando menos que los hombres blancos. Los ingresos de las mujeres afro-americanos e hispanos son sólo el 65 y el 55 por ciento, respectivamente, de los ingresos medios de los hombres blancos. Las mujeres blancas ganan unos 75 centavos por cada dólar que ganan los hombres blancos. Alrededor del 40 por ciento de esa diferencia salarial no se puede explicar por las diferencias en las experiencias, habilidades, o los puestos de trabajo ocupados por hombres y mujeres. La tasa de desempleo de los hombres afroamericanos sigue siendo el doble que la de los hombres blancos. Para los adolescentes afroamericanos, el desempleo se ha reducido drásticamente en los últimos 6 años, sigue en torno al 25 por ciento o superior. Tres de cada cuatro personas en edad laboral con discapacidades que quieren trabajar no están contratados. Y la mitad del total de la fuerza de trabajo nativa americana está en el paro.
Las demandas del futuro será necesario incrementar los esfuerzos para incluir a estos trabajadores que se han quedado atrás, además de integrar con éxito a millones de inmigrantes en el mercado laboral.