Gabi tiene la experiencia de un veterano, dejó atrás las dudas del novato. Escribe siempre enganchado a un cigarro, discreto... escondido entre palabras viste las crónicas de simple elegancia y acude a la verdad sin exagerar una coma ni alargar un párrafo... Y al final, todas sus historias terminan con un whisky en su mano.
En Benalmádena fuimos competencia, en Melilla hermanos, en Málaga bebimos juntos y en Sevilla no hay manera de que coincidamos. Hoy, en la distancia, somos lo que queremos: yo su admirador más fiel, y él mi gran compañero.