- Háblenos del fenómeno del homicidio serial en Uruguay....
En Uruguay (y como producto de su condición de país pequeño y periférico) la fenomenología del homicidio en serie es muy poco común; lo cual, naturalmente, supone algo muy positivo. Pero dado que el asesinato secuencial constituye una característica inherente a las patologías humanas y, por ende, resulta universal, mi país no ha escapado totalmente a este fenómeno.
En el pasado siglo XX, por ejemplo, se verificaron dos casos notorios de asesinos seriales, a saber: el de un soldado apodado 'El Caoba', que mató a dos prostitutas y, más cercano en el tiempo, el de Pablo Goncálvez, al cual la Justicia le imputó la comisión de tres homicidios de jóvenes mujeres.
- ¿Que podría contarnos sobre este último 'Serial Killer' al que hace referencia? ¿Cómo transcurrió su infancia? ¿Cuál es su historia?
Tal cual vengo de mencionarles, Pablo José Goncalvez Gallarreta (pues estos son sus nombres y apellidos completos) representa el más reciente victimario secuencial que se conoce en Uruguay. Nació en España, mientras su padre cumplía funciones diplomáticas.
Posteriormente, obtuvo la nacionalidad uruguaya, pues allí se crió y educó. Su infancia fue aparentemente normal y transcurrió en el barrio de Carrrasco, uno de los enclaves que aglutina a la clase acomodada uruguaya.
A principios de los años noventa era un miembro de la alta sociedad capitalina y un destacado estudiante de ciencias económicas. Como complemento de sus ingresos, que provenían de su acaudalada familia, Pablo Goncálvez instaló en los fondos de su residencia un taller de reparación de ciclomotores. Por entonces, su progenitor había fallecido, y él solía vivir sólo en su amplia finca junto a su anciana abuela.
- ¿En qué tipología de asesino serial encajaría?
Considerando la clase de víctimas que ultimó, las cuales eran chicas muy jóvenes, atractivas y de buena situación socio-económica, a las que no violó, no cabría concluir que fuera un victimario sexual, sino más bien se trataría de un asesino hedonista. Para este encuadre utilizo la tradicional clasificación desarrollada por los criminólogos Deburges y Holmes, quienes dividen a los matadores seriales en cuatro grandes tipos o perfiles; o sea: visionarios, misioneros, hedonistas y lujuriosos (dentro de los cuales se incluye al subgrupo de los homicidas sexuales) Los asesinos hedonistas matan por placer, innovan en la ejecución de sus crímenes y gustan de retos nuevos. El asesinato cometido por los hedonistas se funda en la búsqueda del placer, y en ellos se denota crueldad, puesto que prolongan la agonía de sus víctimas. A menudo hacen uso de elementos rituales a la hora de matar. Facetas propias de los ejecutores hedonistas se advierten en los homicidios adjudicados a Pablo Goncálvez.
Por ejemplo, su tercera presa humana (María Victoria Williams) fue puesta en estado de indefensión tras estrangulamiento manual, y luego del desvanecimiento le fue colocada una bolsa de nylon en torno a la cabeza. Este acto cruel lo perpetró el matador para obtener desfrute con la visión de la agonía que precede a la muerte. A su vez, a la segunda víctima (Andrea Castro), tras matarla mediante sofocación manual, le anudó en torno al cuello una corbata que pertenecía a su padre (el fallecido diplomático al cual ya aludimos), gesto que fue ejecutado a manera de sello o firma ceremonial.
- ¿Qué podría contarnos sobre el asesinato de Ana Luisa Miller?
El cadáver de esta joven apareció en las dunas de la playa de Solymar a 24 kilómetros de Montevideo (capital de Uruguay). La habían golpeado en el rostro dejándola indefensa, y luego la mataron por sofocación manual Su asesino la condujo hasta allí llevándola a la fuerza en el propio coche de la víctima, el cual posteriormente se localizó a pocas cuadras del domicilio de Pablo Goncálvez. De los tres crímenes que le fueron imputados, este homicidio fue el más mediático, pues la víctima era hermana de una famosa tenista y procedía de una familia acaudalada. Su novio, un renombrado ingeniero, fue estimado durante un tiempo como sospechoso, e incluso fue sometido al polígrafo. Una vez que el homicida múltiple resultó detenido y confesó los asesinatos de las jóvenes Castro y Williams se lo investigó más a fondo, y admitió haber consumado también este crimen. Todo ello, antes de desdecirse tiempo después, y pasar a negar la comisión de todas las muertes atribuidas.
- ¿Con qué pruebas contó el magistrado de la causa para imputarle los asesinatos?
Me centraré sólo en algunas de tales pruebas para no alargar innecesariamente la respuesta.
En el caso de la muerte de Ana Luisa Miller, cuando se realizó la reconstrucción del crimen, el reo pidió se le permitiera conducir un vehículo policial para mostrar de qué modo había estacionado el coche con que consumó el homicidio. La maniobra efectuada (huellas de los neumáticos, posición en torno a un terraplén desde cuyas dunas se lanzó al cuerpo, etc) concordó con fotografías tomadas previamente en las que se visualizaba la manera cómo el cadáver fue arrojado a la arena de la playa en que fuese hallado. A su vez, la autopsia registró que los puños y las muñecas de la víctima fueron amarrados con unos cordones de zapatos de tipo náutico que usaba el imputado, quien confesó haberse valido de tales cordones para sujetarla. Anudado en torno al cuello del cadáver de Andrea Castro se localizó una corbata que (luego de un allanamiento efectuado con garantías procesales en el hogar del imputado) se acreditó pertenecía al padre de Pablo Goncálvez, pues era la única prenda que faltaba de un juego de tres que el diplomático había adquirido en una desaparecida fábrica inglesa (las otras dos corbatas casi idénticas fueron requisadas tras el allanamiento) De la difunta María Victoria Williams se encontró una agenda y un monedero suyos, los que había sido arrojados en un baldío, hasta donde el acusado guió voluntariamente al Juez y a la Policía Técnica.
- ¿En qué consistía el modus operandi de Pablo Goncalvez?
Este agresor mataba por medio de estrangulación manual. Más específicamente, provocaba la muerte a través de enérgicas maniobras de sofocación con las cuales eliminaba a sus víctimas (el autor poseía gran fuerza en sus manos, pues fue practicante de karate y de otras artes marciales) En general, acechaba a sus presas humanas. A Ana Luisa Miller la abordó cuando la mujer trataba de ingresar con su coche a su garaje, y luego la redujo a la fuerza aplicándole un violento golpe de puño. Introdujo a la agredida en el vehículo de ella donde terminó estrangulándola.
A Andrea Castro la siguió con su automóvil a la salida de una reunión bailable y la invitó a venirse con él. Como esta adolescente lo conocía, accedió a subirse al coche de su agresor, quien ulteriormente trató de abusar de ella. La resistencia ofrecida por la chica lo enfureció y lo impulsó a estrangularla.
A la restante asesinada (María Víctoria Williams) la condujo a la muerte valiéndose de una treta mediante la cual logró que la muchacha entrara a su casa. Una vez dentro la atacó de improviso provocándose el deceso.
- ¿Confesó Goncálvez sus crímenes?
Los confesó plenamente aportando profusos detalles, e incluso suministró datos e información muy comprometedora que luego fue verificada y que obra como fuerte evidencia en su contra en el expediente penal.
Luego de cambiar de patrocinio letrado pasó a negar la autoría de los crímenes imputados, y mantiene esa postura hasta el presente.
- Hace pocos meses era conocida la noticia de que este 'Serial Killer' había solicitado su excarcelación.....
Fue solicitada su excarcelación sin haber cumplido el total de los años de la condena que le fuera impuesta, pero la Suprema Corte de Justicia uruguaya (tras un peritaje psiquiátrico que fue desfavorable al reo) rechazó el pedido.
Usted ha publicado el libro 'Historias de asesinos' . Una crónica criminológica que describe veinticinco casos célebres protagonizados por asesinos seriales
- ¿Qué asesino es el que más le ha impactado al Dr. Gabriel Pombo?
Mi libro 'Historias de Asesinos', como ustedes señalan, representa una crónica o antología donde expongo veinticinco casos criminales notorios acaecidos desde tiempos remotos hasta época reciente. Por cierto que lo que caracterizó a todos estos casos consistió en lo tremendo e impactante de los actos consumados, debido a lo cual resulta en extremo difícil resaltar un caso en especial por sobre otros.
Pero esforzándome en responder vuestra pregunta y, en tren de elegir, me inclino por los crímenes del apodado H.H. Holmes. Este último fue un médico que en la década de mil ochocientos noventa construyó en Chicago un hotel, en cuyo interior torturó e hizo desaparecer (previos inenarrables suplicios), a decenas de mujeres. Propongo a este caso como el más impactante por las aristas demenciales e increíbles que el mismo ostentó.
- Solemos utilizar la palabra asesino como algo habitual en criminología, pero ¿de dónde proviene dicha palabra?
La palabra "asesinos" deriva del vocablo "Hashishin" que designa a los adictos al consumo del hachís que mataban bajo la influencia de esa droga. Refiere a miembros de una antigua secta musulmana que perpetraba homicidios por motivaciones religiosas acatando órdenes de sus jefes y profetas. En particular, los "hashishin" obedecían a Hassan Ibn Sabbah, el cual pasó a la historia con el alias de 'El Viejo de la Montaña',y fue un líder ismailita cuyas tropelías se registraron a fines del siglo XI y comienzos del siglo XII.
- En su libro, como hemos mencionado cuenta la historia de veinticinco asesinos, como bien sabemos existen muchos más ¿Por qué elige estos en concreto?
Queríamos proponerle una breve reflexión sobre alguno de los 'Serial Killer' que aborda en su libro.
- Burke y Hare: Los traficantes de cadáveres.
- Bela Kiss: El amante perverso.
Se trató de un comerciante metalúrgico de mediana edad que, en un pueblito de su país, asesinó a una docena de mujeres cuyos cadáveres conservados en alcohol introdujo en el interior de toneles. Se descubrieron sus crímenes durante la Segunda Guerra Mundial cuando llegó al poblado la noticia de que este hombre había fallecido durante la lucha. Pero no era cierto, sino que se trataba de otro difunto a quien el asesino usurpó su identidad. Bela Kiss jamás fue atrapado.
- Henri Landrú: El barba azul francés
- Gordon Stewart Northcott: El infanticida del gallinero
- Torso: El descuartizador de Cleveland.
En la década del treinta de la centuria pasada en Cleveland, Estados Unidos, tuvo lugar una retahíla de atroces hallazgos de cuerpos decapitados y desmembrados. En general, de las víctimas sólo quedaban intactos los torsos. Debido a tal método de eliminación, al victimario de estos anónimos difuntos se le puso el mote de 'Torso' o 'El Descuartizador de Cleveland'.
Nunca fue atrapado este psicopático asesino, pese a que se asignó al célebre Policía Eliott Ness para solucionar ese caso.
- John George Haigh: El señor del ácido
Se trató de un victimario serial inglés que actuó en los años cuarenta del siglo XX. Fue ejecutado luego de comprobarse que mató a varias personas tras estafarlas. Su sistema de eliminación de los cadáveres consistía en sumergir los cuerpos en grandes tinas repletas de ácido sulfúrico. Pese a tanta meticulosidad dejó pruebas materiales que pusieron en evidencia sus actos y lo condujeron a la cárcel.
- John Reginald Christie: El caballero estrangulador
En un patético caso, el esposo de una de sus victimas fue ahorcado por error y John Reginald Christie salió indemne, pero sólo para ser ejecutado, a su vez, poco tiempo más tarde tras quedar al descubierto sus múltiples fechorías mortales.
- Carlos Robledo Puch: El ángel de la muerte.
- Peter Sutcliffe: El destripador de Yorkshire.
Cometió un rosario de asesinatos contra mujeres en los setenta del pasado siglo, siendo capturado el 2 de enero de 1981 y continúa preso hasta la fecha. Era oriundo de la ciudad británica de Yorkshire, y su modus operandi consistía en aporrear la cabeza de sus víctimas con un martillo. Una vez desmayadas sus presas humanas, las acuchillaba con puñales,y destornilladores que afilaba a tal fin. Incluso, en alguna ocasión, llegó a sustraer órganos a los cadáveres, crueldad que le valió su mote criminal.
- Edmund Kemper: El gigante psicópata.