El Fondo de Cultura Económica celebra 55 años en Perú. Una iniciativa editorial, con dos librerías en Lima (calle Esperanza 275 y calle Berlín 238, ambas en Miraflores), que destaca por una vocación cultural y literaria que no tiene que rendirle cuentas al mercado, gracias a su gran mecenas: el Estado mexicano. Con sedes en la mayoría de países latinoamericanos, el FCE es un quijotesco promotor de las letras en español. Conversamos sobre el trabajo del FCE en Perú con Gabriela Olivo, su directora en nuestro país.
P. ¿El FCE tiene motivos para celebrar sus 55 años en Perú?
R. Tenemos motivos para celebrarlos, pero esto también nos plantea grandes retos. Uno de ellos es seguir trabajando para que nuestras dos librerías en Lima se consoliden como puntos de encuentro e interlocución entre los lectores peruanos, donde no solo pueden comprar libros, sino también pueden asistir a un conversatorio, a la presentación de un libro, a un recital poético o incluso pueden venir a tomarse un café. Además, también tenemos el objetivo de salir de nuestros espacios físicos porque los lectores peruanos no solo están en Miraflores. Por eso queremos llegar con nuestros libros y nuestras actividades culturales a los otros distritos de Lima y a las regiones interiores del país. Ese es otro reto importante.
P. ¿Cómo pretenden llegar al mayor número de lectores posibles?
R. Tenemos distintas iniciativas para lograr ese objetivo. Por un lado, están las ferias locales e internacionales que se hacen en las diferentes regiones del país, además de las expo-ventas de libros que organizamos en escuelas e instituciones educativas. También procuramos acercarnos de una manera más metódica a los planes lectores en colegios, universidades y bibliotecas públicas, dotando de libros adecuados que seleccionamos con mucha atención para los nuevos lectores.
P. El FCE no es una iniciativa editorial común y corriente. ¿Qué la diferencia del resto?
R. El Fondo tiene una vocación social y académica desde que surgió en México hace 82 años. Desde entonces, el FCE se empeña en fomentar el diálogo y la interlocución entre los distintos actores culturales de toda América Latina. Nosotros no buscamos, en primera instancia, publicar aquello que tiene un mercado asegurado, sino que más bien corremos el riesgo de publicar aquello que consideramos valioso. El FCE despoja al libro de su condición de mercancía, lo cual no es siempre fácil dentro de las condiciones propias de un país como Perú.
P. ¿Por qué decidieron asentarse en Perú?
R. El Fondo siempre tuvo la vocación de tener presencia en todo el mundo de habla hispana, y al día de hoy tiene filiales en Guatemala, en Colombia, en Chile, en España, por nombras algunos ejemplos. En el caso de Perú, la figura precursora fue Orfila Reynal, editor de origen argentino que por aquel entonces era el director del FCE. Orfila encontró en la peruana Magda Portal, escritora y activista política de vocación feminista, una figura que podría representar al Fondo en Perú. Fue así que ella ubicó un espacio donde montar una librería que inauguró en 1961, con el apoyo y la complicidad del escritor y diplomático José Luis Martínez, que años más tarde también sería director del Fondo en México.
P. Y luego aparece la figura de Blanca Varela…
R. Blanca Varela fue muy importante para el Fondo por su interlocución con el medio intelectual y artístico peruano. También hay que destacar que fue ella quien encontró este espacio donde nos encontramos, la casona de la calle Berlín que acoge una de nuestras dos librerías, y que ahora lleva su nombre.
P. ¿La iniciativa editorial del FCE también tiene en cuenta a autores peruanos contemporáneos?
R. Recientemente hemos presentado nuestro primer título publicado este año en Perú, que se trata de La voluntad del molle, una novela de Karina Pacheco, escritora y antropóloga del Cuzco. Esta es una reedición del texto original, que ya fue publicado años atrás por una editorial independiente, pero que no tuvo la repercusión que se merece una obra de esta calidad. También estaremos presentando en la próxima edición de la FIL Lima En un mundo de abdicaciones, un poemario de Victoria Guerrero Peirano. Por último, también vamos a lanzar próximamente la última novela de Jerónimo Pimentel, que se llama Estrella solitaria. Estos son tres escritores vinculados generacionalmente, pero que abordan la escritura con registros distintos. Eso nos parece que aporta mucho para entender la diversidad de la literatura peruana actual, que gracias al Fondo tendrá una proyección internacional.
P. ¿Los libros pueden cambiar la vida de un país?
R. Los libros más bien pueden cambiar individualmente a las personas. Cuando uno lee, está dialogando consigo mismo. Si hay la posibilidad de cambiar una conciencia singular, los libros también pueden cambiar la conciencia de una sociedad. Ahí reside la trascendencia de la lectura.