Gabrielle (2013)

Publicado el 15 agosto 2014 por Rugoleor @rugoleor

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Gabrielle (Gabrielle Marion-Rivard) es una joven que padece el síndrome de Williams, un retraso mental que se manifiesta al nacer y que puede ocasionar que quienes lo sufren se comporten con toda naturalidad frente a los desconocidos, pero también con extrema timidez en los momentos más insospechados. En general, Gabrielle tiene una vitalidad maravillosa e incluso se ha comprometido con su novio Martin (Alexandre Landry). Pero todavía no son conscientes de que, al ser ‘diferentes’, su amor también lo es.

Calificación: 6,915.

Tráiler de la Película – VOSE

Ficha:

Título Original: Gabrielle.
Directora: Louise Archambault.
Guionista: Louise Archambault.
Intérpretes: Gabrielle Marion-Rivard, Alexandre Landry, Mélissa Désormeaux-Poulin, Vincent-Guillaume Otis, Benoît Gouin, Sébastien Ricard, Marie Gignac, Isabelle Vincent, Véronique Beaudet, Robert Charlebois, Grégory Charles, Bruce Dinsmore, Maxime Allard.
Productores: Luc Déry, Kim McCraw.
Fotografía: Mathieu Laverdière.
Música: François Lafontaine.
Montaje: Richard Comeau.
Diseño de Producción: Emmanuel Frechette.
Diseño de Vestuario: Sophie Lefebvre.
País: Canadá.
Lugares de Rodaje:
Fechas de Rodaje:
Año: 2013.
Duración: 104 minutos.
Edad: No recomendada para menores de 7 años.
Género: Drama, Musical, Romántica.
Estreno: 14-08-2014.
DVD (Venta):
Distribuidora: Karma Films, S. L.
WEB Oficial: Web Oficial de la película en España, Sitio Oficial.
Espectadores: 0.
Recaudación: 0 €.

Crítica:

15-08-2014 – JOSU EGUREN

Conocer el amor

Una película que en lo formal se maneja en clave minimalista, pero que en su seno alberga cuestiones de una dimensión moral que desborda sus presupuestos dramáticos. Que “Gabrielle” tome como modelo a Gabrielle Marion-Rivard para contar su propia historia, la de una joven afectada por el síndrome de Williams, alerta sobre la complejidad de un relato que merodea la frontera entre realidad y ficción, allí donde se encuentra la verdad y se multiplican las posibilidades de caer en la tentación de torcerla para manipular las emociones del espectador.

Si algo convence de “Gabrielle” es que se expresa de una manera clara y diáfana, esquivando el paternalismo y administrando con sutileza raciones de didactismo que nos permiten comprender una enfermedad desconocida que los ignorantes podríamos confundir fácilmente con el autismo, pero en sus relaciones con el resto del reparto se plantea el dilema ¿por qué Louise Archambault recurre a actores profesionales para articular su propuesta narrativa?

Aquí es donde los argumentos de la ficción se imponen a la mera observación de los internos de una institución mental en su día a día, el punto en el que la realidad se quiebra para dar entrada a una trama esquematizada que facilitará a la directora la tarea de formalizar una estructura con un nudo y un desenlace perfectamente definidos.

Los temas que toca “Gabrielle” son su lucha desarmada contra un entorno que le niega la posibilidad de amar y ser amada como aquellos que le rodean, la licitud de sus inocentes pero decididos escarceos sexuales y las relaciones que establece con el mundo exterior, todos ellos sobrevolados por la pregunta indirecta que nos lanza su directora: ¿es Gabrielle un ser humano completo o debemos tutelar sus afectos negándole la posibilidad de cometer sus propios errores?