Gafas de sol

Publicado el 27 abril 2014 por Bauldealgodon @bauldealgodon
ó que las gafas de sol fueran un complemento en el vestir. 

Gafas de sol y cine, una relación de película.

La Foster Grant, consiguió que complementara nuestro look de una manera distinguida, misteriosa y estilosa. El lema que usó esta empresa era: ¿Quién está detrás de esasFoster Grant? Implicó a diferentes estrellas del cine como Raquel Welch, Mia Farrow, Anthonny Quinn.... Hoy en día todos tenemos no una ni dos a veces varios pares de gafas de sol, pero no olvidemos que son algo mas que un complemento y que nuestra vista está expuesta a través de ellas.

is de lo nominal. Pero ¿y las japonesas? Pues las japonesas NI DE COÑA. Hay que ir con cuidado, porque ni una ni otra tienen rectificador. A la práctica significa que requieren un adaptador de corriente continua. Además, tiene la polaridad al revés. Conectad un adaptador AC de NES a una Famicom y en pocos segundos tendréis un huevo frito. O, si tenéis más suerte, como fue mi caso, algo de fuegos artificiales – un condensador electrolítico explotando y una nube de humo tóxico. Por si no lo sabíais, la mejor opción para conectar una Famicom o una Super Famicom es… ¡el adaptador de la primera Mega Drive! Quién nos lo iba a decir.

Para más inri, la Super Nintendo americana usa OTRO conector. Mismo tipo que la Super Famicom pero con un cabezal made in America. Y lo digo así porque es tan gordo que entre los adaptadores universales europeos no se incluye un cabezal de ese tipo. Tú, tan feliz, te compras una Virtual Boy americana, la cual se puede conectar a la corriente con el adaptador de Super Nintendo, la vas a probar y oh, maravilla – ni lo intentes. No encaja. Es el de Super Nintendo, sí. Pero Yankee. Así que a comprar un Battery Pack y meterle seis pilas AA.

¿Y si les digo que, hasta aquí, todo es bastante fácil? Podemos hacer equilibrismos más complicados. Podemos coger, por ejemplo, una Atari 5200 e intentar conectarla. Sorpresa: la versión de cuatro puertos no tiene dónde conectar a la corriente. Nos rascamos la cabeza como si todavía fuéramos monos; damos vueltas y más vueltas a la máquina y no encontramos la forma. No lo entendemos. Solo hay un conector – y es claramente el de antena. Pero otro aparato, que con suerte estará en otra caja, tiene la clave de la cuestión. Es la temida switchbox. A esta cajita infernal se le conecta un cable de antena hasta la consola, la corriente y la antena de televisión. Y no en este orden, o verán chispas. Porque saltan chispas, de verdad. Así que dejad la corriente para el final. Además, un fusible interno puede dar un disgusto en cualquier momento. Y con todo conectado, el trabajo a tiempo completo de sintonizar. Ya pueden ir preparando un televisor de tubo viejuno – y aún con eso, no se garantiza buena calidad de imagen o de sonido. Y sin llegar a hablar de la Odyssey, que daría para otro bloque.

La temida SwitchBox

Pero la roca más grande la forman los ordenadores. Sin duda. Las consolas son un caramelo a su lado. Cojamos un Commodore Amiga 1200, por ejemplo. Pelado, pelado, tenemos pocas posibilidades de sacarle rendimiento. Para empezar, disquetes de 3.5”. Que en su momento eran populares y extendidos, pero hoy en dín que no llegan a ninguna parte, otras son de vital importancia a la vez que divertidas, como la escena del fontanero o la del supermercado. De otra manera, resulta muy predecible el desenlace de la historia, no dando pie a ningún tipo de sorpresa en la trama. Las escenas finales son muy tópicas y llenas de casualidades tontas, así como ciertas partes que no terminan de encajar muy bien. Dejando así una trama llena de altibajos y ambigüedades de un guión que por momentos no sabe por qué camino decantarse.

a, entre los que no funcionan y la imposibilidad de grabarlos, nos quedamos más bien justitos. Pero además, la memoria RAM que llevaban de serie era más bien justita. Encontrar módulos RAM para él es difícil y, sobre todo, costoso. Así que tirar para una aceleradora es lo mínimo que nos puede pasar. Le añadimos un disco duro en versión Compact Flash o SD – y no todas son compatibles – y todavía no hay forma de conectarlo a un monitor. Y es que, de serie, la salida era a 15 kHz en horizontal. Los monitores enseguida pasaron a ser de mínimo 30, así que no se ve. Y aquí entra en juego la llamada scandoubler – que básicamente, dobla la frecuencia – y nos permite verlo. Los billetes vuelan a cientos. Una vez en funcionamiento, nos queda toda otra historia. Tener su ratón, su fuente, su joystick. Instalar el sistema, configurarlo y hacerlo todo en un entorno que tiene más bien poco que ver con un MS-DOS o un Windows. ¿Fácil eh? Eso sí, arranca infinitamente más rápido.

¿Se puede rizar más el rizo? Siempre. Esa vuelta de tuerca es – ¿y si el ordenador es japonés? Queridos, todo este rollo viene a cuenta de uno de mis últimos fichajes – el Sharp X68000 – que si una cosa me ha dejado bien clarito es que con algunos límites más vale no jugársela. Y no solo por su precio, sino por todo lo que viene después.

Para quien no conozca la máquina, el Sharp X68000 es, en resumen, un ordenador con una CPU Motorola 68000, de donde coge el nombre. A veces llamado “el Amiga japonés”, yo huiría de dichas comparaciones pero quizá sea útil para hacerse una idea. En realidad, el Sharp era mucho más similar a las máquinas arcade del momento, hasta tal punto que servía como máquina de desarrollo para las máquinas CPS de Capcom. Sus juegos de la compañía nipona y también de Konami son de lo más fidedigno que se puede encontrar todavía hoy en día.

Pero vayamos a la que importa, que no hemos venido a hablar de la X68000 en sí. Vamos a comprar una máquina. Supongamos que la encontramos (no es fácil) y que esté todo bien – ya paso de hablar de los múltiples problemas de condensadores que suelen tener las máquinas que ya han cumplido 20 años, que los diseños electrónicos no están pensados para durar eternamente – pero, ¿y ahora qué? Para empezar, grosso modo, hay dos formatos. La máquina grande, en plan las dos torres, que usa disquetes de 5,25”. Y la Compact, con discos de 3,5”. Si tenemos la primera, con discos de arranque y algún juego comercial que nos puede costar un ojo de la cara quizás tengamos para empezar. Con la segunda, formato para el cual no aparecieron juegos comerciales (o muy pocos), ni eso.

Podríamos copiar o preparar disquetes de 3,5” por nuestra cuenta – hasta que recordamos que las disqueteras desaparecieron de los ordenadores a principios de la década pasada. De hecho, los propios disquetes, ¿dónde nos haríamos con ellos hoy? Hay sitios que siguen vendiendo, como los que siguen vendiendo cintas de casete, pero no sabemos hasta cuándo. Así que, para empezar, con una máquina de varios cientos de pavos estamos jodidos.

En mi caso tuve la suerte de poder hacerme con el pack completo, pero vamos a contarlo por fragmentos, para reflejar el infierno que puede ser empezar de nada. Ya que no tenemos disquetes – ni vamos a tenerlos – existe otra opción: un disco duro. Estos son fáciles de encontrar. ¿O no? Bueno, ya sabemos, no creáis. Estamos hablando de discos duros SASI en las primeras versiones – ni lo intent

Malavita

Lo mejor:

+ Elenco de actores, el humor negro y las escenas de “antiguas costumbres mafiosas”

Lo peor:

- Guión flojo, escenas de relleno y tramas que no terminan de encajar.

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Estreno: 15 de Noviembre

Voto personal: [5/10]

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