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Gaizka Urresti: “El cine español genera riqueza y mueve la economía”.

Publicado el 21 enero 2016 por Pablito

Cuando Gaizka Urresti (Bilbao, 1967) recogió el Goya en 2014 por su aplaudido cortometraje de ficción “Abstenerse agencias“, dejó varios titulares para enmarcar, como que “es más cara la incultura que la cultura” y que los “cortometrajes son CINE con mayúsculas”, en una apasionada defensa a un género infravalorado por algunos. En esta entrevista, en la que Urresti se muestra amable, distendido y cercano, el director también deja un buen número de titulares -y reflexiones- acerca de su opera prima (“Bendita calamidad”, adaptación de la novela de humor hilarante de Miguel Mena), el estado actual del cine español o de la opinión que tiene sobre los críticos de cine, entre otros temas. Defensor de recuperar el mítico concepto de “cineclub”, el también productor y guionista también reclama en esta entrevista nuevas vías de difusión para que el cine español pueda llegar al gran público, sobre todo aquel que no tiene como respaldo el apoyo masivo de las televisiones privadas (“algo contra lo que no podemos competir”, asegura) y anima a que los españoles, de una vez por todas, empecemos a apreciar y valorar nuestra cultura. Pasen y descubran a un creador sorprendente.

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Gaizka Urresti con su Goya al mejor cortometraje por “Abstenerse agencias”, protagonizado por la entrañable Asunción Balaguer.

Bendita calamidad” es una adaptación de la novela homónima de Miguel Mena que ha sido lectura obligatoria durante varios años en muchos institutos de España. ¿Ha intervenido el escritor en el procesión de guión de la película?

El guión lo he escrito yo, pero a Miguel Mena siempre he podido consultarle cosas, ya que es amigo. Mena ha tenido acceso a la lectura del guión y hemos hecho varias lecturas conjuntas para ver cómo funcionaban los diálogos. También recurría a él para pedirle consejo para algunos gags. Por ejemplo, en todo lo referido a cuando están buscando a la Virgen, en lugar de adaptar la novela fielmente, me permitió tomarme algunas licencias.

¿Qué es lo que más te llamó la atención de la novela para tomar la decisión de adaptarla al cine?

Pues la razón principal fue que no conozco a lectores que se sientan defraudados por su lectura; los lectores se lo pasan en grande leyéndola porque es una novela divertida y muy fresca. Estamos hablando de un libro que lleva 26 ediciones después de 23 años en el mercado. Por otro lado, el argumento y la génesis de la historia era muy adecuada para llegar al público amplio, el cual siempre fue mi objetivo. Como opera prima que es, siempre pensé en el espectador, en que pasara un buen rato, al igual que en el libro.

Además, el libro tenía una estructura dramática muy definida, un planteamiento poderoso, un desarrollo divertido y un desenlace sorprendente… Razones todas de peso para su traslado al cine. Y luego están los personajes, que eran torpes, tontorrones, lo cual daba pie a una comedia blanca, apta para todos los públicos. Y claro, también influyó el hecho de que es una novela de un amigo… espero que no haya ningún reproche (risas).

Bendita calamidad” narra la historia del secuestro de un adinerado empresario por parte de dos hermanos en la ruina. ¿La película habla de la desesperación a la que se puede llegar por culpa de la crisis económica?

Ese sería un poco el trasfondo, ten en cuenta que son dos personajes perdedores, pero en ningún momento he pretendido hacer cine social como tal. Aún así me favorezco de la situación actual, y hago referencias a temas como los brotes verdes, la crisis, etc. Lo fundamental es que son dos hermanos muy diferentes el uno del otro que son unos perdedores.

¿Cómo resumirías tu película en una frase?

Como una mezcla entre Fargo (Joel Coen, 1996) y Atraco a las 3 (José María Forqué, 1962) con el fin de crear humor y que la gente se ría.

Muchos espectadores te recuerdan por “Abstenerse agencias“, el corto con el que llevaste el Goya. ¿Qué supuso para ti este proyecto a nivel profesional? ¿Fue tu espaldarazo definitivo?

Pues la verdad es que yo tenía el guión de “Bendita calamidad” en 2011, y el Goya me lo dieron en 2014, tres años después. Lo que sí es cierto es que al ganar el Goya pensé que quizá este primer largometraje podría financiarlo mejor, con una televisión española detrás, el Ministerio de Cultura… pero para nada fue así.

¿Entonces como financiaste tu película?

Para conseguir los 600.000€ que finalmente ha costado tuve que hacer la película con los mimbres que tenía, recurriendo a ayudas de la televisión pública de Aragón, ayudas autonómicas del Ayuntamiento de Zaragoza o el crowdfunding, a través del cual se están sacando muchos proyectos adelante. Ganar el Goya, aunque no fue el espaldarazo definitivo para la financiación, sí contó a la hora de tener una mayor garantía para los inversores. Un Goya, en definitiva, no garantiza que la industria piense en ti con mayor solvencia.

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Urresti asegura que la comedia sigue estando maltratada no sólo por la crítica especializada, también por el público.

Tu cine tiene mucho de desenfadado, corrosivo y políticamente incorrecto, ¿crees que la realidad es tan extrema como tus trabajos?

Cuando cuentas una historia quieres contar situaciones interesantes, y para ello juegas con la realidad, llevándola a tu terreno; siempre intentas llevarla a un terreno más dramático y no tan costumbrista. Fíjate que el secuestro de los dos hermanos por desesperación del que habla “Bendita calamidad” está inspirado en un hecho real…

¡Vaya! No tenía ni idea, ¿en cuál en concreto?

Miguel Mena se inspiró en un suceso ocurrido en el año 1981 cuando 2 hermanos de Zaragoza que tenían un negocio de bicicletas secuestraron al jugador del Barcelona Enrique Castro Quini, el que en esos momentos era el Messi de España. Estuvo varias semanas secuestrado y, cuando por fin lo rescataron, fue encontrado bajo de forma. Lo curioso es que en el juicio Quini dijo que los perdonaba porque eran unos pobres chicos. Como ves, es una historia improbable, pero no imposible. Fíjate si era un jugado importante que todavía hoy los barcelonistas siguen diciendo que perdieron la liga por su culpa (risas).

Muchos espectadores se condicionan de las opiniones de los críticos de cine a la hora de elegir qué película ver en el cine, ¿a ti te afecta personalmente lo digan de tus trabajos, sea bueno o malo?

Lo fundamental es saber diferenciar entre críticas buenas y malas y críticas positivas y negativas. Hay críticas bien hechas y mal hechas. Me duelen las críticas buenas que sean negativas, es decir, una crítica que analice bien la película y sea capaz de detectar las debilidades de la misma. Una crítica mal hecha que sea negativa te cabrea, pero te queda la sensación de que el crítico no ha hecho bien su trabajo, solo da razones personales a la hora de hablar de la película, pero no da razones para no verla. Aún así, a todos nos afectan las críticas negativas, ya estén bien o mal escritas, pero procuro abstraerme. Hay críticos que no han entendido que mi propósito no ha sido hacer cine de autor, pero otros sí han sido francos y han dicho la que es: que como película para pasar un buen rato está genial, pero que si buscas un poco más te vas a sentir defraudado. Es la verdad.

A los directores de cine siempre nos gustaría que comprendieran nuestro trabajo, no solo el público, también la crítica, pero en mi caso era consciente de que la comedia es un género maltratado no solo por la crítica, también por el público a la hora de pensar si tiene calidad o no. ¿Cuántas veces hemos oído eso de “es mala, pero te ríes”? Bueno, si te estás riendo, la comedia ha conseguido su objetivo, ¿no?

¿Cómo recuerdas tu paso por el Festival de cine Cinefrancia, que dirigiste durante varios años?

Estuvo muy bonito. Ten en cuenta que durante años no había un solo Festival de cine francés en España mientras que en Francia había varios festivales dedicados al cine español. Pero desgraciadamente cuando mejor estaba el Festival el Ayuntamiento de Zaragoza (propietario del Festival) dejó de hacerlo. Era un lujo proyectar películas francesas no estrenadas en España. Estaría bien recuperar esta idea.

¿Hay mucha diferencia entre el apoyo a la cultura en Francia y en España?

Sólo tienes que ver las cifras: en España se destinan unos 60 millones de € al cine y Francia ha llegado a financiarlo con 500 millones anuales. En Francia nadie duda que el cine es un elemento de identidad cultural y que tiene que ser apoyado, algo que desgraciadamente no ocurre aquí.

¿Por qué ese cierto desprecio de España hacia su cultura?

Por el síndrome de inferioridad. Piensa que en este país, 500 años después de su formación, seguimos teniendo un problema de identidad muy fuerte. El español, por lo general, no tiene buena imagen de sí mismo y por eso hablamos mal de nuestros propios creadores. Pero, ojo, no sólo a nivel cinematográfico como sucede con Almodóvar, también sucede con la literatura (Cervantes, por ejemplo) u otras disciplinas artísticas, algo que es impensable para un francés.

Junto al síndrome de inferioridad también se junta el tema ideológico, que es por el que se asocia al cine a un sector vinculado a la izquierda por la famosa gala de los Goya del “No a la guerra“. Los medios de derechas automáticamente identificaron a todos los profesionales de la industria con la izquierda, cuando realmente fueron un grupo de actores los que se manifestaron. Y porque les cae mal Bardem o Alberto San Juan (dos de los que se manifestaron, ojo, con toda la libertad del mundo) nos están haciendo sufrir a una industria entera; una industria de la que dependen muchas familias. Como digo, hay motivos culturales que vienen de antiguo pero también motivos ideológicos. En general en nuestro país se ha apoyado poco a la cultura y lo intangible, como la ciencia o la investigación. La gente no invierte en cultura, investigación o intangible. Lo primero que hacen es comprarse un ladrillo.

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Gaizka Urresti (segundo por la izquierda) rodeado de algunos miembros del elenco de su primer largometraje: “Bendita calamidad”.

Además de director y guionista, eres productor de cine. ¿Es cada vez más difícil producir cine en España?

El cine en España está polarizado. Por un lado, están las películas de gran presupuesto con gran poder de llegar a la gente porque tienen potentes presupuestos de financiación, avaladas por televisiones privadas. El problema de eso es que las cadenas optan por 4-5 proyectos cada año, y las colocan todas en el Top-20 (aunque alguna pinche, algo que rara vez ocurre), ya que no podemos competir con la fuerza que tiene una cadena para promocionar sus productos. Por otro lado, están las películas de presupuesto medio (unos 2 ó 2,5 millones de euros), con poca promoción, que es justo las que se están yendo al garete. Y, finalmente, tenemos las películas de bajo o bajísimo presupuesto en las que no se pueden pagar lo que se pagaba hace años a los equipos y en el que se nos priva de una capacidad de distribución mínima para competir.

En la lista de las películas españolas más vistas cada año, lo que principalmente encontramos son películas financiadas por televisiones privadas (y rara vez alguna de TVE), porque el resto se tienen que conformar con 20.000€, 50.000€ y entre los 200.000€ y el millón de euros de recaudación finales. Cifras ridículas.

¿Cuál es la principal medida que hay que aplicar al cine español para que se reconozca como industria?

Aunque no haya una industria como tal, una película genera empleo, genera impuestos y mueve la economía. Yo he tenido contratada a mucha gente durante el rodaje y ahora, que estoy en plena promoción de la película, estoy contratando a más personas. Todo eso genera riqueza. Hay que entender que, aparte de ser un espejo de lo que somos e imagen exterior, el cine tiene un componente cultural que revierte en la sociedad y habría que apoyarlo no sólo por la coartada cultural sino por la coartada económica e industrial, como sucede con otras industrias como la del motor. ¿Medidas? Degravación fiscal, es decir, yo invierto en el algo y que el 30% de lo que estoy invierto me lo devuelva el Estado. Además ten en cuenta que generalmente la industria del cine español es una industria que no se deslocaliza, la mayoría de veces se rueda aquí en España. Y bueno, luego está el IVA al 21%… un disparate.

Últimamente está muy de moda el concepto de “cines alternativos”. ¿Qué valoración haces de este tipo de cines?

Lo que está claro es que hay que buscar nuevas vías de difusión si queremos que el cine español llegue al gran público. No podemos competir con películas-evento como la última de Tarantino o La chica danesa, que no hay página web que abras donde no salga un bunner de dichas películas o calle en España donde no haya un cartel promocional de dichas películas.

Particularmente me gustaría indagar en esta nueva vía de sesiones bajo demanda. Por ejemplo, me parece una idea fantástica que un cine oferte un pase de una película un día concreto, con lo que el cine gana y la película también. Además, se podría dar un valor añadido con la presencia del director, actores, etc. Es una vía que, bien movida, puede hacer resurgir el concepto de “cineclub” en sitios donde dicha peli no llega.

 ¿Qué importancia tiene la educación en esto esto?

Hay que fomentar la educación, crear nuevos públicos desde la edad temprana. Que instituciones, salas municipales y colegios se pongan de acuerdo para inculcar a los más pequeños el valor del cine y empiecen a valorar su cultura.

¿Programar cine en los propios colegios sería una buena medida?

Más que en lo propios colegios, estaría bien hacer actividades extraescolares una vez al mes. Se me ocurre hacer sesiones una vez al mes, financiada por algún organismo o que sea más barata de lo normal, para que los pequeños vayan a ver una película que no irían a ver ellos con su familia, o hacer un ciclo de cine español una vez a la semana. Hay que intentar llegar a los clásicos, pero no empezar por los clásicos. Sería ideal que empezaran viendo una película como la mía, y luego poco a poco que vayan descubriendo las clásicos. Si a un chaval de 10 años lo primero que le pones es “La tía Tula” (Miguel Picazo, 1964) sale espantao (risas). (Resopla) ¡Hay que hacer tanto recorrido!


Gaizka Urresti: “El cine español genera riqueza y mueve la economía”.

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