Casi al mismo tiempo que se mostraba a los lectores su colección de cuentos El oro celeste (Xordica, 2003), Manuel Moyano publicó un volumen de retratos con el título de Galería de apátridas (Nausícaä), un fresco burbujeante donde convivían personajes extravagantes o directamente anómalos, cuyas trayectorias vitales habían convergido (como la del propio Manuel Moyano, cordobés pasado por Barcelona) en la localidad murciana de Molina de Segura: desde Salvador García Aguilar (quizá el más ilustre de todos, porque en su palmarés literario se incluye el premio Nadal de novela) hasta Fina Nieto Jara, monja budista, pasando por el polifacético José Antonio Arnaldos Salazar (pintor, hombre de teatro, diseñador y presentador televisivo) o Juan García Nieto (que se define y proclama “Decano de los Presos Españoles”, tras cuarenta años de permanencia entre rejas).Nos encontramos, pues, ante un prontuario simpático y casi inverosímil (aunque fidedigno) que nos descubre que la rareza, la anomalía o la singularidad habitan junto a nosotros, y que solamente si nos fijamos con atención la descubriremos y seremos capaces de valorarla.Si, además, tales apuntes están redactados por uno de los mejores estilistas de España, el resultado es tan admirable como imperecedero.
Casi al mismo tiempo que se mostraba a los lectores su colección de cuentos El oro celeste (Xordica, 2003), Manuel Moyano publicó un volumen de retratos con el título de Galería de apátridas (Nausícaä), un fresco burbujeante donde convivían personajes extravagantes o directamente anómalos, cuyas trayectorias vitales habían convergido (como la del propio Manuel Moyano, cordobés pasado por Barcelona) en la localidad murciana de Molina de Segura: desde Salvador García Aguilar (quizá el más ilustre de todos, porque en su palmarés literario se incluye el premio Nadal de novela) hasta Fina Nieto Jara, monja budista, pasando por el polifacético José Antonio Arnaldos Salazar (pintor, hombre de teatro, diseñador y presentador televisivo) o Juan García Nieto (que se define y proclama “Decano de los Presos Españoles”, tras cuarenta años de permanencia entre rejas).Nos encontramos, pues, ante un prontuario simpático y casi inverosímil (aunque fidedigno) que nos descubre que la rareza, la anomalía o la singularidad habitan junto a nosotros, y que solamente si nos fijamos con atención la descubriremos y seremos capaces de valorarla.Si, además, tales apuntes están redactados por uno de los mejores estilistas de España, el resultado es tan admirable como imperecedero.