Galette de cebollas, champiñones y espinacas baby

Por Bouquetgarni
Las tartas son siempre una salida práctica, rendidora y elegante para resolver una comida. Podemos rellenarlas de cuanta cosa se nos ocurra, aprovechando, incluso, este poquito de ingredientes que nos han quedado por aquí y ese otro poquito de sabores que encontramos por allí. La galette, entonces, con su aspecto rústico, simple e informal es el caballito de batalla siempre listo para salir al ruedo. Poca masa, mucho relleno, de corazón abierto nos muestra, de inmediato, su esencia y nos invita con aromas y estímulos visuales a convidar, celebrar y reunirnos a la mesa para compartir.

Hoy, les propongo preparar una Galette súper práctica, con una masa bien sequita (a diferencia de las más tradicionales que son hojaldradas y con bastante materia grasa), con harina integral y perfume a hierbas, que podemos realizar en sólo un  ratito de tiempo y dejar lista para la cena. Para comerla caliente o templada, disfrutando de la sencillez que nos brinda una masa sabrosa, unida a un relleno exquisito y suculento.

Para preparar esta tarta con reminiscencias francesas comenzaremos por la masa: En un bol, mezclamos 150 cc. de agua potable a temperatura ambiente junto con 1/4 pocillo de aceite (el que prefieran), 1 cucharadita de sal y 1/2 cucharada de finas hierbas (en este caso: orégano, estragón, hinojo y ciboulette deshidratados). Añadimos 4 cucharadas de harina integral fina (en mi caso, orgánica) y 2 cucharadas de harina leudante/para repostería que incluye polvo para hornear. Integramos y amasamos hasta lograr una masa lisa (como siempre que preparamos masas, les recuerdo que estas cantidades pueden verse modificadas por la textura de la molienda de las harinas, la humedad ambiente y hasta la altitud en la que se encuentren viviendo. Por ello, puede ser que para obtener la masa se requiera de algo más de ingredientes secos o de líquidos). Dejamos que descanse unos 10-15 minutos.

Entretanto, realizamos el relleno. Para ello, rehogamos en 1 cucharada de aceite de coco (o el aceite de su gusto) 2 cebollas grandes (una morada/roja y una criolla/blanca o amarilla), cortadas en juliana. Cuando transparentan, le añadimos 200 gramos de champiñones de París, cortados en láminas. Dejamos que se doren algo antes de revolver y añadimos 150 gramos de espinacas baby crudas (¡orgánicas, mucho mejor!). Para sazonar, utilizamos 1/2 cucharada de condimento caprese ahumado (mezcla ahumada de ajo en polvo, tomates secos picados, albahaca deshidratada y molida), sal, pimienta y nuez moscada, 1 cucharadita de orégano, 1 cucharadita de cúrcuma y 1 cucharadita de queso vegetal (conjunto de vegetales deshidratados, especias, hierbas y algas deshidratadas junto con semillas de girasol y de calabaza molidas). Con palote/rodillo estiramos la masa hasta dejarla bastante fina (tampoco exageren para que no se rompa al cocinarla, quedando crocante y dorada). En el centro, disponemos el relleno de vegetales que preparamos previamente y cerramos con la masa que nos quedó libre, alrededor del relleno. Reconozco que a mí me gusta con un poco más de masa a la vista que lo que se suele dejar a las galettes tradicionales (en especial, si el contenido no es muy sostenido), pero eso es cuestión de gustos; si así lo desean, montan un poco menos de masa sobre el relleno para que éste se luzca más ;)

Sin preocuparnos mucho por la prolijidad de la forma, pero con cierta gracia, montamos sobre la mezcla de vegetales rehogados - aunque dejando la parte central al descubierto - la masa, superponiendo un poco cada parte y coronamos con unas rodajas de mozzarella. Espolvoreamos con orégano y nuez moscada, y cocinamos en horno moderado hasta que la masa se dore y el queso se gratine. Servimos caliente o tibia. 

Algunas observaciones y recomendaciones finales: En esta receta pueden utilizar tanto una mezcla de cebollas (como en mi caso, moradas/rojas y criollas/blancas o amarillas) como puerros, echalotes/chalotas, ajos tiernos...o solamente alguna de estas variedades.
De igual manera, si lo prefieren pueden reemplazar las espinacas baby por sus hermanas mayores, acelga, pak choi/bok choy, kale/col rizada o repollos/coles blancos o morados/lombardas. Entretanto, las hierbas de la masa pueden ser sustituidas por la mezcla de su gusto o por semillas de sésamo, chía y amapola. Del mismo modo, las hierbas utilizadas en el relleno pueden ser las de su preferencia o las que tengan en casa.
En caso de no conseguir champiñones de París, pueden sustituirlos por hongos Portobello, hongos shiitake, ostra o aquellos que encuentren en mejores condiciones en el mercado (incluso, por hongos secos rehidratados en té Earl Grey o vino).
Si lo desean, pueden reemplazar la mozzarella por queso azul que combina de maravillas con las espinacas, cebollas y hongos en general. Asimismo, pueden emplear una combinación de ambos quesos o pueden incorporar algo de queso rallado (el que tengan en casa) a la mezcla para aportar más sabores.
Permitan que el relleno se enfríe bien antes de armar la tarta para que no se humedezca demasiado la masa, perdiendo su textura crocante característica.

Como ven, este tipo de tartas es una solución práctica y poco solemne para una cena, una comida informal con fundamento, una cena que dejamos preparada o para llevar a un picnic o salida de fin de semana. Sabrosa, completa y nada complicada se luce por su sencillez de apariencia y su deliciosa combinación de sabores.
¿Qué les parece mi propuesta? Espero que les guste y los tiente a prepararla con este relleno o el que se les ocurra a partir de mi receta ;)
Nos reencontramos la semana que viene. Hasta entonces, espero que estén muy bien, disfruten junto a sus seres queridos y experimenten en la cocina.
Textos y fotografías: ©Bouquet Garni Recetas
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