Gallardo y calavera: adiós a Jack de Fábulas para Ultramundo

Publicado el 20 septiembre 2011 por Esbilla

Esbilla tebeística popular en Jack de Fábulas. Fin (por fin). Despedida de la primera serie subsidiaría de Fábulas en su número 50 reseñada por un servido para Ultramundo y de la cual pongo aquí unos extractos a modo de cebo. Quien quiera leerla entera aquí la encontrará:

critica-de-jack-de-fabulas-finn9-por.html

“Se acabó, Fin del viaje. 50 numeros alargados mucho más allá de lo razonable se cierran de acuerdo a lo que ha sido la tónica de la serie desde el infausto El gran cruce de las Fábulas. Es decir, humor de brocha gorda, gracia cada vez más intermitente y la acumulación sustituyendo a la narración. Disparatado todo ello claro, pero en el peor sentido, en el de preciso disparate, en el de contumaz chorrada.
Regresamos por tanto al fabulverso más estricto después de ese agradecido interludio que supuso el arco Los reyes del Cielo y la Tierra. Una parodia de la imaginería pulp a lo Flash Gordon y los mundos medivalizantes/fantacientíficos de la high fantasy, un poco una suerte de Smax The Barbarian con elementos del Mundodisco de Terry Pratchetpero de espíritu cochambroso y burro, y que, sorpresivamente, atesoraba dos páginas finales, buey azul aparte, verdaderamente hermosas y emocionantes. Se aparca, de tal manera, el protagonismo en solitario de ese contario exacto de Jack que es su propio hijo Jack Frost; heroico frente al interés, ingenuo frente al cinismo, valeroso frente a la cobardía y enamoradizo frente a la rapacidad sexual. A su modo la parodia del anti-héroe que a su vez era la parodia del héroe. 
En fin, en Jack de Fábulas todo se enrosca de un modo tan interesante como finalmente inconsecuente dando la impresión de una serie en perpetua huida hacía adelante, (auto)desperdiciada por la incapacidad de tomarse en serio sus propias ideas cuando son buenas y una bastante irritante querencia por estirarlas cuando son malas.” continuar
 (…) termina por sintetizar en lo mejor del tomo: una tira cómica sobre Jack el Dragón y Gary. De tal manera estos personajes son de nuevo presentados al lector, que ya hace un puñado de números que no los ve, como una divertida “extraña pareja”, un matrimonio disfuncional con un dibujo y un tono (equívoco) entre Hanna Barbera y la Nancy de Ernie Bushmiller, una parodia retro-naif de crujiente humor negro tizón que no solo es lo más divertido del volumen sino la más sofisticada utilización del medio, tanto como artefacto metalingüístico como a modo de dispositivo narrativo de contundente expresividad por contraste. En la mejor idea de planificación del tomo la conclusión del último gag de la pareja se nos presenta al girar la página y pasarse, sin solución de continuidad, del colorista chistecillo de un par de monigotes entrañables al tétrico interior de una cueva presidida por un hombrecillo decrépito y un monstruoso dragón. 
Un extraño choque de realidades/ficciones que da idea de cómo las diferencias de enfoque y tono pueden condicionar a unos mismos personajes/universo. Un descanso inteligente en mitad de una carrera alocada hacia la nada durante el cual los personajes resultan más descerebrados que nunca. Todo supeditado bien al capricho, bien al supuesto absurdo, bien a la necesidad de terminar con todo de una vez (o casi). Nihilismo de guión (y de salón) que cristaliza en un final hecatómbico, es decir en una masacre tan gratuita como todo lo anterior, donde la ironía es confundida con el sarcasmo con demasiada frecuencia. Por cierto que en un detalle feísimo el tomo carece de las portadas originales de Brian Bolland, lo mejor de la serie.” continuar