Gallardón al paro por 87.400 euros al año

Publicado el 29 septiembre 2014 por Rgalmazan @RGAlmazan

¡Pobrecillo! En un acto de coherencia política y personal, el gran Faraón dimitió al fracasar en su intento de querer transportarnos cuatro décadas atrás. Le salió mal lo del túnel del tiempo.

Lo que parece que no le ha salido nada mal ha sido su operación posterior. Al día siguiente de dimitir como ministro, se ha apuntado a “su paro particular”: ‘el Consejo Consultivo de Madrid’.

¿Alguien conocía qué existía tal Consejo? ¿Habrá alguien que sepa para qué sirve? Para que luego digan que lo sabemos todo. Es una especie de institución secreta donde van los rebotados de otras instancias. En este caso, Gallardón llega como expresidente de la C.A.M., pero vamos es otro cementerio de elefantes, como el Senado, como el Tribunal de Cuentas, como otros, otro ente que no sirve para nada salvo para acoplar con buenos emolumentos a ilustres ex. El presidente de este Consejo secreto e inútil es Ignacio Asterloa, el que fuera secretario de Estado con Aznar, miembro del Opus-Dei y conocido ultraconservador meapilas que está contra el aborto (curiosa coincidencia).

O sea, este exministro maravilloso que se ha destacado por hacer de Madrid la ciudad con mayor deuda de Europa y que en su calidad de ministro nos ha clavado tasas por utilizar la Justicia y ha pretendido vilipendiar a la mujeres tratándolas como menores sin poder de decisión, resulta que ha encontrado su acomodo maravilloso.

Y mientras que un currante se va al paro y durante dos años percibe lo que corresponde –la media es de unos 800 euros mensuales, durante un año y medio—, este ministrejo se va al Consejo Consultivo de Madrid, donde debe personarse una vez a la semana, y cobrará 7000 euros al mes con carácter vitalicio –toda la vida poniendo el cazo--. No me dirán que no ha encontrado buen acomodo.

Luego dicen y hablan de las puertas giratorias, y es que no sólo esas puertas se abren a empresas multinacionales, además hay también una serie de organismos públicos que cumplen esa misión: salvar al político acabado.

Total que las penas con pan son menos. Y si en vez de pan es caviar, mejor que mejor. Así es cómo termina este cuento del Faraón, al que con dinero público le pagamos esa dimisión a precio de oro. En resumen, por ir un día a la semana a ver qué hay, recibirá un salario superior al del presidente del gobierno. ¿Hay quién dé más?

Salud y República