JR Mora
Siempre he pensado que Gallardón es de lo más moderado y centrista del PP, pero que de vez en cuando tiene que soltar alguna propuesta bárbara y rancia para que sus compañeros de fila no lo miren con recelo. Ese recelo con el que se miran familiares que son aficionados de equipos diferentes y que están a punto de enfrentarse. Son diferentes pero se quieren y saben que se necesitan.
Pues eso es lo que acaba de hacer con su ‘iniciativa’ de quitar a los mendigos de la calle. Obviamente para los vecinos del centro de Madrid es una medida muy bien recibida a pocos días de las elecciones municipales y más si la expone en un acto sobre seguridad en la Gran Vía madrileña, donde duermen decenas de personas sin hogar y sin esperanza. El alcalde sueña con dejar las calles como una patena. Ellos sueñan con poder dejar de dormir en las calles.
El problema es que el señor Gallardón no ha pensado que no puede obligar a ninguna persona que tiene la desgracia de vivir en la calle en ir a dormir donde él les diga. Son personas sin hogar, posiblemente destruidos por el sistema que nos ha llevado a la más grave de las crisis que muchos hemos conocido, no son delincuentes ni presos. El único delito que han cometido es ser rehenes de su propia vida.
Desde aquí hago un llamamiento, de nuevo, a todos los políticos. No usen la vida de una persona para ganar el voto de otra. Es tristísimo. Tanto si hablamos de víctimas de cualquier tipo de terrorismo, gente sin un techo bajo el que dormir, familias en paro que no tienen que comer… No jueguen con ellos. Es simplemente lamentable. Me producen ustedes vergüenza y rechazo. Y no quiero ni hablar del miedo y el asco.