¿Cómo se puede mandar al destierro un montón de ingredientes que antes eran parte fundamental de mi vida y seguir consiguiendo postres igualmente apetecibles con muchas menos calorías y hasta saludables?
Hace ya unos 8 meses que no ha vuelto entrar un kilo de azúcar blanco en casa. El azúcar blanquilla, el refinado, el de toda la vida, no es un alimento en sí, es más bien un proceso para convertirlo en sustancia química, que nada más contiene calorías vacías que no nos aportan nada a nuestro organismo. Es más, nos provocan dependencia. Se ha observado que nuestro cuerpo puede producir resistencia a la insulina, si se abusa del azúcar blanco, y provocar desequilibrios en los niveles de azúcar en sangre y lo que ello conlleva.
No obstante, prescindir del kilo de azúcar nada más no nos libera de él, se encuentra en otros muchos alimentos de uso diario, la bollería, los zumos, los refrescos, pan de molde o de hamburguesas, embutidos, etc. La opción es intentar evitarlos la mayor parte del tiempo, esto no quiere decir que no me coma un bombón de chocolate de vez en cuando o alguna porción de pastel cuando salimos a merendar. Tampoco hay que ser extremistas.
Como alternativas, he empezado a usar panela, azúcar moreno natural no refinada, sirope de agave, stevia y miel de flores. NO endulzan del mismo modo que el azúcar blanco pero sacian la necesidad del cuerpo humano. Una vez que vas tomando alternativas, el abanico de opciones se va abriendo y el paladar tomando consciencia de nuevos sabores. Y el cuerpo, agradeciendo el cambio.
Del mismo modo que ha desaparecido el azúcar blanco de mi despensa, también lo ha hecho la harina de trigo, la blanca, la refinada. Y ahora toda una nueva gama, que voy descubriendo a base de experimentos luchan por ser el ingrediente estrella, harina de centeno, de espelta (blanca e integral), integral de trigo, muchas de estas ecológicas. Por ahora mi preferida, es la de espelta blanca. De éstas también os iré hablando.
La panela la encuentro en grandes superficies en la zona de productos latinos.
Ingredientes (unas 12 porciones grandes)
- 200 g de avena (tal cual, sin moler)
- 150 g de harina integral de espelta
- 100 g. de panela (ó 200 g. de azúcar blanco, si no quieres deshacerte de él)
- 80 ml. de aceite de oliva
- 2 cucharadas de miel de flores
- 1 huevo
- 1 cucharadita de levadura química
- 1 pizca de sal
- Ralladura de una naranja
- Zumo de una naranja
- 75 g. de chips de chocolate puro (cuanto más, puro más sano)
Empieza por poner en un bol los ingredientes secos, la avena, la harina, la panela, la sal, la levadura y la ralladura de naranja. Reserva antes de integrarlos con los húmedos.
Empieza batiendo el huevo junto con el aceite de oliva hasta que estén totalmente integrados, añade la miel y el zumo de naranja y vuelve a batir. A esta mezcla, ve echando poco a poco los ingredientes secos hasta que consigas un mezcla espesa. Al final añade los chips de chocolate.
Con un sacabolas de helado, ve haciendo porciones sobre una bandeja de horno, puedes poner unas 9, separadas entre sí.
Precalienta el horno a 180º unos 10 minutos. Después, hornea a 170º durante 15 minutos aproximadamente o hasta que estén doradas. Quedan crujientes por fuera y blandas por dentro. Se conservan muy bien en un recipiente de cristal cerrado hasta 3-4 días.
Muchas gracias por pasarte por el blog.
Si te apetece, puedes quedarme un mensaje, me hacen una ilusión tremenda.
Si quieres, puedes ayudar a difundir mi trabajo compartiendo ésta u otra entrada en cualquier red social (arriba tiene los iconos).