Galletas de nuez: el summum

Por Biscayenne
Hay expresiones heredadas, aprendidas o robadas. Ésas que se te pegan sin querer de familiares y amigos, que usas sin ton ni son hasta que te das cuenta de que nadie más las utiliza ni entiende.
Yo tengo multitud de ellas, prestadas del interminable catálogo léxico-rural de mi pueblo, y sobre todo de mi madre. 
Gracias a ella, me pasé taytantos años llamando al jamón serrano "jamón natural". Así, sin más, hasta que una vez lo pedí en la carnicería y me miraron raro. Cuando hago algo con mucho énfasis, lo hago "como una descosida", utilizo "tuperbares" y no tápers, y las cosas geniales no son excelsas, guays o maravillosas, sino el "súmmum".
Y estas galletas lo son. Las mejores que he hecho nunca. Porque los perjúmenes de nuez me sulibellan. Porque me gustan las galletas sencillas que saben a algo definido: limón, mantequilla, chocolate (se ve que no soy demasiado sutil ni refinada). Y porque son fáciles, rápidas, hogareñas y con una sensación indefinida de Navidad. 

Son crujientes por fuera y tierno-pegajosas por dentro, como un mazapán. Huelen a nuez, saben a nuez y te dejan recuerdo a nuez en el paladar.
Galletas de nuez Dificultad, así de primeras:pelar las nueces Sabor: a nuez y más nuez  Receta de inspiración:  Popekane ciasteczka orzechowe (galletas craqueladas de nuez) del blog polaco Gotuję, bo lubięPrecio total: 0,5 € (con ingredientes de marca blanca) más lo que os cuesten las nueces                   INGREDIENTES (para 24 - 27 galletas)


270 g de nueces peladas
50 g de harina 70 g de azúcar 1 huevo 1 cucharada de mantequilla en pomada o de manteca de cerdo (unos 20 g) media cucharadita de impulsor (uséase, Royal o similar) zumo de limón azúcar glas para rebozar


Lo de las nueces lo dejo a vuestra elección: si no os queréis complicar, podéis usar las que ya venden peladas, pero suelen ser de esas de California sosongas que no saben a nada. Yo me armé de paciencia y me pasé un buen rato cascando y pelando, pero las (indecentemente buenas) nueces de León valieron la pena.
Cuanto más pequeñinas y chuchurrías por fuera, mejor saben.
PREPARACIÓN:  Lo primero es tener las nueces peladas y sin nada de cáscara, que luego alguno se rompe un diente y la liamos.
Metemos las nueces en un molinillo o en el picador de la batidora y las reducimos a polvo. ¿Que no caben todas e igual se te peta la cuchilla? pues en dos tandas. ¿Que no tienes accesorio ultramoderno picador? Pues con paciencia y buena música, las mueles en el mortero o les das golpes salvajes con un rodillo (con las nueces metidas en una bolsa cerrada, importante).
Cuando las tengamos molidas, añadimos la harina, el impulsor y el azúcar. Echamos luego el huevo y mezclamos con un cucharón.

Tendremos un pegote infecto y medio seco, pero no desesperéis. 
Se añade la mantequilla a temperatura ambiente y volvemos a mezclar, intentando que toda la nuez se humedezca y la masa sea homogénea. Para ayudar se puede echar una cucharada de zumo de limón, pero sin pasarse porque si no, será más difícil hacer luego las bolitas.
Ya si echáis manteca de cerdo en vez de mantequilla, es el acabóse.
Echamos la masa sobre un trozo de film para alimentos y envolvemos bien, metiéndola después en la nevera durante una hora más o menos, para que se endurezca y la podamos trabajar.

Una hora más tarde, encendemos el horno a 180 grados y colocamos una hoja de papel vegetal sobre la bandeja de hornear.
Sacamos la masa del frigorífico y en un cuenco, echamos bien de azúcar glas. "Bien de" es una medida métrica científica, que significa lo suficiente para cubrir el fondo del plato y luego ya si eso, añadimos más.
Ahora se trata de hacer bolitas del tamaño de una nuez (valga la redundancia), dándoles forma entre las palmas de las manos como si hiciésemos albóndigas y rebozándolas después en el azúcar.
Si se os pega mucho la masa a las manos, podéis empolvároslas de azúcar glas, como si fueseis un gimnasta olímpico.

Chás chás chás. Cuanto más rebozadas queden, más se notará después el contraste entre el exterior claro y las grietas oscuras.
Con las bolas hechas, las colocamos en la bandeja del horno. Harán falta dos turnos porque no se pueden poner muy juntas entre sí, ya que crecen con el calor. Si las queréis más finas y crujientes, podéis aplastar un poco las bolitas con los dedos.
Al horno con ellas, a 180 arriba y abajo durante 15-16 minutos. 

Si veis que la primera tanda ha quedado muy tostada, reducís el tiempo de horno, o al revés si han quedado demasiado tiernas para vuestro gusto.
Doy fe de que son las mejores galletas de la historia de este blog. Para mí, claro.

Aprovecho para hacer un poco de autopromoción y contaros que ya tengo tienda online de camisetas con diseños made in servidora (¡y hechas en Bilbao!). Para que hagáis regalos de Reyes a la vez que me hacéis un regalo a mí.

Podéis elegir alguna de las prendas que ya están diseñadas, o escoger el modelo y color que más os guste y colocarle uno de mis dibujos.