Estas galletas casi las he recuperado del baúl de los recuerdos por que ¡estaba convencidísima de que las había publicado!
Las preparé el pasado octubre, aprovechando que me sobró un poco de ganache de chocolate cuando hice unos cupcakes. Aunque de sabor estaban muy ricas, la verdad es que su preparación me dio algún que otro quebradero de cabeza, y eso que son sencillas...
Están basadas en la receta de las galletas "ojos de ángel" pero en vez de rellenarlas con mermelada o jalea de grosella (como indicaba bien clarito en la receta), yo quise aprovechar en ganache para no comérmelo a cucharadas... Ese fue mi primer error, por que estas galletas se rompen muy fácilmente y no están preparadas para aguantar que les extiendas algo un poco consistente por encima...
Y mi segundo error fue que dejé la masa más tiempo de la cuenta en el frigorífico y luego no había quien estirara eso, se convirtió en una bola durísima en la que no podía ni hundir el dedo medio centímetro... así que cuando me cansé de intentar amasarla metí la masa unos segundos en el microondas y se ablandó bastante, pero no sé si eso influirá en que las galletas se vuelvan más quebradizas... Pero da igual, sé que eso no se puede hacer con las masas...
Con esta receta me salieron unas 25 galletas, pero después del proceso de montaje solo se salvaron las de la foto y, como podéis ver, muchas de ellas no lo hicieron muy dignamente jajaja Pero, destrozadas o no (que todas cayeron jaja) de sabor estaban taaaan ricas...
Son muy fáciles de preparar y esos corazoncitos quedan ideales para alegrar el día de San Valentín a alguien ;) Y, si no seguís mi par de errores, seguro que os quedan preciosas!!!
Ingredientes (25 unidades aprox.)
- 200 gr. de harina
- 1 yema de huevo
- 60 gr. de azúcar
- 1 cucharada de azúcar avainillado
- 1 pizca de sal
- Piel rallada de 1 naranja
- 125 gr. de margarina
- Relleno: ganaché de chocolate
Tamiza la harina y forma con ella una montañita, haciendo un agujero en el centro. Añade en el hueco la yema, el azúcar, el azúcar avainillado, la sal y la ralladura de naranja y por el borde la margarina contada en trocitos. Amasa todo hasta conseguir una masa firme y uniforme.
Envuélvela en papel film y déjala reposar en la nevera unos 30 minutos. No te pases de 1 hora por que la masa se endurecerá muchísimo.
Espolvorea un poco de harina sobre la superficie en la que vayas a trabajar y estira la masa con la ayuda de un rodillo hasta que llegues al grosor que más te guste.
Pon a precalentar el horno a 200ºC.
Si eres como yo y no tienes cortadores de los que vienen preparados para hacer el hueco central de la galleta, necesitarás dos contadores de galletas con el mismo diseño pero de tamaños diferentes para hacer a mano el hueco interior.
Corta un número par de galletas (unas 40) y a la mitad hazles un agujero en el centro con el cortador pequeño.
Sobre la bandeja del horno coloca una hoja de papel para cocinar y encima las galletas con una separación de unos 2 cm. Mételas en el horno unos 8 minutos, hasta que veas los bordes un poco dorados.
Déjalas reposar unos 5 minutos en la bandeja y pásalas a una rejilla para que se acaben de enfriar.
Una vez que se hayan enfriado, sobre las galletas enteras coloca el relleno cubriendo la superficie, añade encima una de las galletas agujereadas y presiona un poco con cuidado para que acaben de unirse. Puedes añadir un poco más de relleno en el centro.