Las primeras imágenes fueron logradas poco antes de las 17 horas y las aves estaban relativamente confiadas, a pesar que cada tanto algún visitante transitaba o hablaba cerca, incluso niños gritando. Estuvimos unos cuantos minutos tomando fotos hasta que las aves se fueron ocultando entre la vegetación. El pichón intentaba buscar comida por su cuenta viendo al ave adulta pero era alimentado por este cada tanto.
Luego de esas fotos hicimos un recorrido por la reserva y volvimos casi a las 18 horas para intentar sacar nuevas tomas, con la fortuna de ver a las aves nuevamente con mejor iluminación, en un sitio más despejado y en el momento que el pichón era alimentado con un insecto acuático, al parecer una chinche de agua. No fueron muchas las fotos pero son de las que más me gustaron y me parecieron más interesantes también.
Jorgelina aprovechó e hizo unos vídeos de las gallinetas en plena acción.