Le mystique
José Tomás, Bayona (Jandilla)
Les artistes
Morante y Manzanares en Dax (El Pilar)
L'importance
El July, Dax (La Quinta)
Le du sort
El Cid, Dax. (Ana Romero)
Les proscritos
Sergio Aguilar y Diego Urdiales en Dax (Victorino Martín)
Le cyclone
Padilla, Dax. (Dolores Aguirre)
Que mal repartido está el escalafón y cuántas mentiras nos engalanan como verdades aquellos escribas chupasangres de la Fiesta. A Tomás lo encumbran a los cielos por torear de aquella manera, en Bayona, una collera de novillas de Jandilla. Con obra similar, incluso mejor, y con los Santa Coloma de Ana Romero, primos hermanos de la Quinta en borreguno comportamiento, el Cid triunfó en tono menor. Mis emociones y yo, que a veces compartimos el mismo destartalado corpachón, no entienden, o sí, la paranoia de la crítica ante EL uno y los otros. Julyan se ha empeñado en hacer rico a Álvaro Conradi en tres o cuatro años a cambio de enviarle la ganadería completa al matadero dentro de diez, como ya ha pasado en otras ocasiones con otros protagonisas. En Dax terminó de liarla, el sexto toro de la Quinta fue devuelto por falta de trapío -bendita ilegalidad, digna de los grandes tiempos en Interior, QEPD-, tras una gran bronca del público, que despidió a los toreros entre gritos de "toros, toros, toros". Al César lo que es del César, de ésto sólo ha dado fé Burladero. Los demás a callar. Lo de Manzanares y Morante es para hacerselo mirar: la explotación manufacturada de su arte no compensa el tercermundismo al que someten al toro. Una verónica por aquí, media por allá, una hiperbólica torería, exagerada hasta en tardes de bronca y fraude, siete cambios de mano requetetráidos de casa, las estocadas "esperando", que no recibiendo, como bien dice Paco Abad, el twitter, el puro, y a vivir en figura, que son dos días.
Mención aparte merecen Urdiales y Sergio Aguilar, que parecen destinados a tener que matar la descendencia del toro Ratón para que les echen cuentas. Gloria también para los Victorinos, que llevan una temporada alcista, usando jerga económica, echando buenos toros aunque sus triunfos han sido "sordos". Los grises de moda ahora son otros.
Fuera de concurso, como siempre, Padilla, con torazos de la Doña, a su manera, antítesis de la torería, pero, al fin y al cabo, matando toros que es de lo que se trata.