Con Pretty Little Liars he tenido una relación de altos y bajos. En mi opinión, la serie tuvo unas 3-4 temporadas bastante buenas y entretenidas. Te interesaban las investigaciones sobre A y las relaciones amorosas de las protagonistas, además de los descubrimientos que iban realizando a lo largo de la serie. Pero llegó un momento en el que nada tenía sentido. Las situaciones surrealistas y descubrimientos inverosímiles se multiplicaban y la serie comenzaba a ir cuesta abajo y sin frenos.
Por una parte, el final de PLL ha supuesto un gran alivio para mí, ya que cada vez los capítulos se hacían más aburridos y comenzaba a pensar que había perdido años de vida en ver una serie que no tenía ni pies ni cabeza. Pero, por otra parte, que haya acabado me da muchísima pena. PLL no siempre ha sido buena, pero ha sido muy importante para mí y al fin y al cabo, terminar esta serie es como terminar una etapa.
Pero hay ciertos momentos en los que una serie ya no puede dar más de sí. Nuestras mentirosas llevaban dando sus últimos coletazos desde hace tres temporadas, aunque en mi opinión se han marchado para siempre con un capítulo descafeinado, sin apenas momentos de tensión, con un final completamente predecible y con una revelación relativamente interesante que ha despertado la ira y la admiración de los fans a partes iguales.
Vamos con lo que creo que era lo más interesante del capítulo y lo que todo el mundo estábamos esperando: ver a las madres de las liars juntas y borrachas. Todos queríamos que nos desvelaran el misterio de cómo las madres de las protagonistas consiguieron escapar de ese sótano en el que fueron encerradas en el 6x10, pero nos tuvimos que conformar viendo cómo Piper Halliwell y sus compañeras se emborrachaban. Una pena, eso sí que sería un buen spin-off y no Ravenswood (ejem, Caleb das asco, ejem).
Ahora en serio, vamos a la revelación de A.D., eso que todos llevábamos esperando como agua de mayo (aunque creo que en realidad a más de uno nos daba un poco igual, pero vamos a ello). Desde hace varias semanas se rumoreaba por todos los oscuros rincones de Internet que el nuevo antagonista de la serie iba a ser un/a gemelo/a de uno de los protagonistas y la principal candidata era Spencer. Ciertos comportamientos extraños de la pequeña de los Hastings, un árbol genealógico más complicado que el de Game of Thrones y la costumbre de tener más de un par de gemelos en la misma familia la hacían la principal sospechosa.
Y así fue. Resultó que el malvado A.D. que llevaba atormentando a las liars en los últimos capítulos era Alex Drake, la hermana gemela medio británica de Spencer. Como sacada de un remake malo de Tú a Londres y yo a California, Alex había sido adoptada y posteriormente abandona por una familia británica de supuesto poder adquisitivo, teniendo que vivir con diez años en la calle, sin nadie en quien apoyarse. Más tarde llegó nuestro querido y amado Wren y le reveló la sorpresa a la chiquilla. Al parecer, toda la gente que decía que Wren estaba metido en el ajo tenía razón.
¿Y qué pienso yo acerca de esta revelación? Pues pienso que es algo interesante, la verdad es que me hubiera gustado que Alex Drake hubiera sido una villana con más trasfondo, con más historia, haberla podido conocerla mejor. Ya que nos sacan de la manga a una gemela así porque sí pues joder, me hubiera gustado saber más de ella, incluso haberla podido ver en acción más a menudo, pero Marlene King es así y no podemos hacer nada.
Que me parezca interesante no quiere decir que el final sea bueno. Me parece que no han sabido tratar la serie como se merece. A partir de cierto punto, Pretty Little Liars fue decayendo cada vez un poco más hasta llegar a este final en el que yo creo, como bien he dicho antes, que ya nos daba un poco igual quien fuese A.D. o qué les pasase a las protagonistas. Lo que queríamos era terminar de una vez por todas. Tenemos un capítulo al que le falta esa tensión que había al principio, esa incertidumbre, con un final bastante predecible y sin una pizca de interés.
Pero a ver, que me voy por los cerros de Úbeda. Alex Drake me gustaría como A.D. si lo hubieran hecho bien, si nos la hubieran enseñado antes, si nos hubieran contado su evolución y su historia. Me hubiera gustado más que una de las liars hubiera sido la villana o incluso Ezra o Caleb, que también estaban en las quinielas. Pero como bien decía Shakira, lo hecho está hecho.
Respecto a las parejas, la realidad es que me dan un poco bastante igual. No se si será la edad, la mentalidad o que no han sabido cómo tratarlas, pero no me importa absolutamente nada lo que les pase sentimentalmente hablando a las protagonistas. Los únicos que de verdad me hubiera gustado que hubieran terminado juntos son Spencer y Toby, ya que me parece y siempre me parecerá la mejor pareja de la serie, con la mejor evolución y los que más se merecen estar juntos. ¿De verdad a alguien le importa a estas alturas los dramas de Emily y Alison? Por favor, stop.
En definitiva, nuestras mentirosas se han despedido para siempre de nuestras pantallas con un final agridulce, de altos y bajos (como la serie en general). En mi opinión, se han despedido para siempre por la puerta de atrás y me molesta muchísimo que le pase eso a una serie que ha sido tanto y que ha conseguido tener enganchada a muchísima gente. Y en realidad sí que me da pena no volver a ver a Spencer siendo la mejor del grupo (porque lo es, chitón), a Hanna diciendo barbaridades o a Emily poniendo la misma cara 24/7. Os echaré de menos, liars.
Y esto ha sido todo por hoy. Me despido de una de mis series predilectas para siempre, pero siempre habrá nuevas series que te hagan sentir de todo, aunque nada habrá que nos haga olvidar a nuestra querida Mona Vanderwaal y sus locuras (todos sabemos que es el mejor personaje de la serie, ¿no?). Y a vosotros... ¿qué os ha parecido el final de Pretty Little Liars? ¿Estáis conformes con la revelación de A.D.?
David (@DavidMichele8)