Probamos en la Gamescom el último juego de Manu Segura para a portátil de Nintendo
Uno de los juegos más disfrutones de esta Gamescom que se celebra en Colonia, Alemania, es sin duda Chain Break, el proyecto para Game Boy que presenta 1985 Alternativo con Manu Segura al frente, contrastado diseñador de videojuegos que se ha liado la manta a la cabeza en una de nuestras portátiles preferidas recuperando un concepto tan maquinero como es el del Metro-Cross de mediados de los 80.
Aprovechando la aparente simplicidad de mecánicas y la jugabilidad directa y sencilla, Manu apuesta sobre seguro en un juego que exige al hardware de la venerable Game Boy lo justo y necesario. Y es que al final, lo que necesitan ser los juegos actuales diseñados para máquinas de toda la vida es recuperar su esencia, adaptarse a la plataforma y ser divertidos, y eso —ya desde el primer momento—, Chain Break lo consigue con soltura; y nosotros tan felices por ello.
¡Recupera tu libertad!
En el juego nos pondremos en la piel de una mujer que debe superar determinados niveles repletos de peligros. Para ello podremos movernos libremente hacia todos los lados y apretar el botón de salto para pegar un brinco y evitar determinados obstáculos. Nuestra protagonista tendrá además que estar pendiente de su medidor de oxígeno y no dejar que se agote —recogiendo para ello unas pequeñas bombonas dispersas por los escenarios—. También será interesante recoger todas las monedas que podamos si queremos inscribir nuestras iniciales con letras de oro en la tabla de récords.
Esto va regular. Hay que mejorar, muchacho...
Quizás lo más llamativo del juego sea su particular perspectiva, en la línea del mentado Metro-Cross, pero también similar a la de las fases infernales de Battletoads —por ejemplo—. Así, esta perspectiva tendrá precisamente un protagonismo especial, obligándonos a calcular nuestros movimientos y saltos —sobre todo estos últimos— con precisión exquisita y en todo momento. También produce un aspecto más interesante y desafiante para el jugador, que tendrá que estar pendiente de los obstáculos y los peligros al tiempo que acelera o frena su personaje.
Ya empieza a ponerse la cosa chunga
Porque más interesante es el diseño de los recorridos de los niveles, que nos obliga a memorizarlos de alguna forma si queremos llegar hasta la meta con garantías, recogiendo esas bombonas de oxígeno tan importantes y evitando terminar en un camino sin salida o en una zona de pinchos imposible de sortear. Perseverancia y buenos reflejos: ¿os suena? Manu ha diseñado el juego de modo que los nuevos elementos se vayan integrado poco a poco, acompañados de carteles sobre el propio escenario que nos orientan acerca de estos nuevos peligros. Lo mejor es precisamente esto; que la dificultad crece al tiempo que lo hace lo enrevesado del nivel y los nuevos peligros a lo que nos enfrentemos, denotando un trabajo previo de diseño que merece la pena sacar a relucir.
Ahí está el Chain Breaker del amigo @Manu_Segura_ atrayendo a jóvenes y adultos y partiendo la pana #GamescomMAL2019 pic.twitter.com/0TyMDdzIAV— Jose Maria (@octopusjig) 22 de agosto de 2019
Quizás es en los controles, o en la detección de colisiones, donde flaquea un poquito más Chain Break, y es que en ocasiones tendremos la sensación de que caemos a los pinchos sin haberlos tocado realmente, o que no vemos venir esa sierra que nos parte en dos. En cualquier caso, es un juego que está aún en desarrollo y por tanto es pronto para juzgarlo en este sentido, y que no termina de empañar el más que notable aspecto general que presenta en estos momentos.
Chain Break tiene ya una pinta estupenda y se ajusta perfectamente a la filosofía de un juego arcade, sin complicaciones, sencillo y simple, pero desafiante, con un aspecto técnico apropiado y perfectamente ajustado a una consola portátil. La escena de Game Boy no es que esté huérfana de producciones, pero es raro encontrarse con producciones pulidos y atractivas como la propuesta de Segura y equipo. Esperamos que esos pequeños detalles que mencionamos sobre el control puedan pulirse y que terminemos por echarnos a las manos uno de esos juegos adictivos y retro nostálgicos que tanto nos gustan por aquí.
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