El miércoles pasado terminamos la gamificación de rescate de los 6 Superzings escondidos en nuestro barrio (que
🕵️ Recibimos otro mensaje del Kid Kazoom donde nos animaba a encontrar al último... Y donde nos daba la noticia de que había dejado un mapa en la clase que marcaba donde estaba....¡¡El mapa era del cole y marcaba nuestra clase!!
😁Nos pusimos locos de contento y buscamos por todos los rincones, revolviendo juguetes, rodando sillas, mirando debajo de las mesas... Hasta que DIMOS CON ÉL. Aplausos, gritos de BIEEENNN, alboroto de emoción, y saltos de alegría fue la reacción. La gamificación les llegó al corazón y a mí se me puso la piel de gallina.
❤️Cuando nos sentamos en la asamblea para retomar la calma, uno de los peques sacó de su mochila un mapa de progreso que había dibujado en casa igual al que teníamos en clase (DESLIZA 🤩).
❤️Otro de ellos se puso triste porque no aparecerían más.
❤️Algunos siguen trayendo el carnet de buscador de Superzings para jugar durante la mañana o tenerlo cerquita
❤️ En sus juegos aún les oigo hablar de Superzings, de buscarlos, de que aparecen en sus casas...
Y yo entonces sé que lo hemos hecho bien. Que la labor de emocionarlos y motivarlos ha surtido efecto y que se implicaron mucho en la causa. Por eso hay que seguir gamificando, como sea, se puede hasta con un libro de fichas. Y le da un giro de perspectiva al trabajo diario increíble.
¿GAMIFICAS?