Si algo no me gusta y cuestiono desde hace tiempo de la enseñanza tradicional es su dependencia de la desfasada teoría del palo y la zanahoria, en la que el palo y la zanahoria son el aprobado y el suspenso, basados en la motivación extrínseca.
Defiendo, el desarrollo del gusto por aprender (que no estudiar). Mis reflexiones y lecturas en este sentido vienen de lejos. Cuando me planteé la educación de mis hijos, recuerdo que pensé en las personas próximas a las que les había ido bien tanto en la vida como en los estudios. En los tres casos y medio en los que me centré, nadie tenía que decirles nada ni en sus estudios, ni ahora en sus trabajos. Les apasionaba y apasiona lo que hacían. No necesitaban gasolina especial, eran autosuficientes y sostenibles en el tiempo. El medio caso que analicé, era yo mismo. Si algo me gusta, soy capaz de echarle horas en las que disfruto y si no me gusta, me puede costar horrores.
Los estudios neurocientíficos actuales viene a reforzar mis impresiones. La motivación intrínseca funciona más y mejor que la extrínseca en la que nos hemos centrado de diversas maneras.
La última, la gamificación.
Es cierto que un buen juego y sus recompensas pueden motivar y enganchar a un niño, pero igual de cierto es que si su contenido no logra engancharlos de alguna manera, el juego está condenado al fracaso. Mi hijo se aficionó a la Historia y adquirió conocimientos, entre otras cosas, a través de los juegos de ordenador. Hoy en día, la Historia, sigue siendo una de sus aficiones, aunque se decantó por las Ciencias.
Con esto no quiero decir que se renuncie a la gamificación radicalmente, sobre todo si esta conlleva placer y gusto por el juego que desarrollan, sino que ésta debe fundamentarse también en la motivación extrínseca y no en la consecución de recompensas (aunque las hubiera).
Un pequeño ejemplo de toda la vida. A los niños siempre les ha gustado montar en bicicleta. Para ellos es un juego sin más. El niño que integra totalmente su gusto por la bicicleta, seguirá montando en ella el resto de su vida. Si al niño de la bicicleta sólo le atrae ganar carreras, desde el momento en que encadene fracasos, abandonará la bicicleta. Más aún, cuando desaparezcan las carreras de su vida.
Por tanto, gamificación sí, en cuanto a dinámica jugada que genera placer, pero no limitada a estimulitos, tal y como plantea Linda Castañeda en su post Gamificación: explorando qué podía haber más allá de los estimulitos.
Creo que trabajar en el desarrollo de la motivación extrínseca se torna crucial en nuestros días, en los que no basta con los conocimientos y competencias adquiridos en la enseñanza (pongo conocimientos delante, porque sigue siendo así). El aprendizaje, en un mundo cambiante es necesariamente ubicuo y continuo, necesita ser, además, placentero.
Todos somos conscientes, a poco que lo pensemos, que la teoría del palo y la zanahoria ha llenado la vida de personas que una vez han logrado conseguir su carrera y situarse en la vida (desgraciadamente en muchas ocasiones en la vida de antes y no en la de ahora mismo) creen que ya no deben aprender más (aprendían para conseguir lo que lograron) y lo que es peor aún, no son felices en sus trabajos y generan más infelicidad a su alrededor.
Esta introducción viene a cuento de un estudio que acaban de publicar en la revista Child Development, "Motivated by Meaning: Testing the Effect of Knowledge-Infused Rewards on Preschoolers´ Persistence"de Aubry L. Alvarez, becario post-doctoral en la Northwestern University's School of Communication y Amy E. Booth, profesora asistente en la Northwestern University.
Las conclusiones de su estudio, señalan que los niños en edad preescolar trabajan más duro en tareas aparentemente mundanas si son recompensados con nuevos conocimientos significativos en lugar de si se les dan una nueva pegatina o insignia. El informe, finaliza indicando que las investigaciones en este sentido, deberían tener implicaciones en la forma en la que los profesores y los padres motivan a los niños pequeños
Los resultados de su estudio muestran que los niños muy pequeños son realmente adictos a la información, motivados por el mejor "ah-ha" momentos, escribió Aubry L. Alvarez, becario post-doctoral en la Escuela de Comunicación y Amy E. Booth, profesor asistente de la Universidad Northwestern allí, en su estudio "Motivado por Significado:. Prueba del efecto del conocimiento Infusión recompensas en Persistencia niños en edad preescolar" Fue publicado en la edición de marzo / abril 2014 de la
Los investigadores pidieron a 56 niños en edad preescolar para colocar 25 tees de golf de madera en un tablero de madera de 100 hoyos, luego recompensaban su esfuerzo en una de tres maneras diferentes. A algunos niños se les permitió elegir pegatinas, mientras que a otros dos grupos se les mostraron fotografías de animales o dibujos animados sobre artefactos confeccionados y se les facilitaba información relevante acerca de las imágenes o hechos al azar sobre los mismos.
Los niños en edad preescolar que tuvieron la oportunidad de aprender algo nuevo y significativo sobre lo que vieron eran más propensos a pedir otra ronda más que los niños de otros grupos.
Ofrecer conocimiento significativo es "una herramienta eficaz para mejorar la participación en la tarea de los niños en edad preescolar", señalaron los investigadores. Sugirieron que tales recompensas podrían ser útiles en la enseñanza de las operaciones matemáticas, por ejemplo, o para aprender a escribir cartas.
Resumen del artículoLa investigación y la teoría sugieren que los niños pequeños están muy en sintonía con la causalidad. Este estudio explora si los conocimientos significativos pueden servir de alicientes para la realización de tareas. Cincuenta y seis alumnos de 3 y 4 años de edad completaron una tarea de motivación tantas veces como deseaban, ofreciéndoles una imagen atractiva en cada logro. Cuarenta y dos niños elegidos al azar a recibieron: (a) rica información sobre el tema, (b) información poco significativa en relación con la temática o (c) una recompensa tangible. Los 14 niños restantes participaron sin ofrecérseles recompensa. Los niños en edad preescolar completaron más ensayos cuando fueron recompensados con información significativa que los que fueron recompensados con información poco significativa, los que recibieron alguna insignia o los que no obtuvieron ninguna recompensa. Los niños también mostraron una mayor tendencia hacia la persistencia de los conocimientos cuando los aprendizajes eran significativos que al recibir una recompensa tangible. Se discuten las implicaciones para la teoría y la práctica educativa.
FuentesMushware Educativo, el sitio de Linda Castañeda en la redLarry Ferlazzos websiteEducation weekWilwy Online Library
*Nota: Me encontraba rebuscando un vídeo en este blog para completar este post y buscando también otros post que pudiesen estar relacionados y me lié como una persiana con muchos posts, por lo que he decidido varias cosas:
- Añadirlos en un post posterior
- Enlazarlo a este cuando lo tenga preparado
- Organizar algunas categorías más con temas de mi interés para facilitar el que sean encontrados