Ganar el centro.

Publicado el 16 mayo 2011 por ArÍstides

PARA QUE NADA NOS SEPARE QUE NADA NOS UNA de P. Neruda

Quien ganaba las batallas corría al centro a plantar la bandera. De esta forma, si caía el castillo, el ayuntamiento o el dificio de gobernación, se daba por terminada la refriega. Era como la toma de la Bastilla para los franceses. Estamos creando un mundo tan entrelazado que, como díría Punset, se asemeja a las redes neuronales del cerebro. En ellas se diluye lo cercano de lo lejano, porque todo está interconectado. Ya no es importance vivir próximo al centro de la ciudad. De hecho, podemos realizar inumerables trámites administrativos por medio de internet y gozamos de servicios de todo tipo descentralizados. Dándose el caso de que en ocasiones lo que llamamos calidad de vida, no se encuentra en el centro neurálgico de las ciudades.

Las líneas eléctricas, las tuberías del gas, los medios de comunicación, la producción de ideas y tecnología, entre otras cosas, no las podemos entender sin que traspasen las fronteras y se interconecten con las de otros países. En realidad, la varible más importante que las puede hacer averiar es la densidad. Se terminaron los privilegios de vivir en el centro de los lugares, y más, cuando la mayoría de las veces constituye un engorro. Lo mismo podemos decir de la configuración arquitectónica de las ciudades o de los medios de transporte: ya no precisan tener un punto central, o pasar por él en el caso de los segundos.

No puedo dejar de sorprenderme ante la necesidad de algunos políticos de significar su centralidad y luchar por este espacio como si realmente existiera. ¿De verdad lo creen? ¿Se han parado a pensarlo antes de decirlo? Antaño era relativamente sencillo buscar este punto, porque las diferencias ideológicas entre la izquierda y la derecha eran patentes. En la actualidad, en una economía de libre mercado (que pone en solfa las ideas socialistas de Marx) las diferencias no son tantas y, en ocasiones, si no se diera a conocer el origen de ciertas políticas, nos sería difícil saber a cuál de los bandos corresponde. La simetría original hace tiempo que se perdió; por eso, quienes manifiestan buscar el espacio electoral de centro debieran reflexionar sobre si en una sociedad tan compleja éste existe.

Vivimos interconectados y las ideas también, lo que ha permitido que los flujos del conocimiento se acerquen. Hace medio siglo era relativamante fácil encontrar una ubicación para un cementerio nuclear o un vertedero de basura. En la actualidad todo queda cerca. Se puede llegar a cualquier sitio en poco tiempo. Todo crece y lo hace de forma descentralizada. Uno puede vivir en el barrio de una gran ciudad con todas las comodidades sin tener que aproximarse al origen de las cosas. Las ideas viven de los mismos principios. Por eso, en las campañas electorales más que programas de trabajo y proyectos, se venden imágenes de líderes vitoreados acompañados de una música triunfal censurando al oponente. Y es que es más fácil autoafirmarse resaltando las diferencias que buscar los acuerdos, que precisamante debieran ser más sencillos, por estar las ideas interrelacionadas como lo están las neuronas cerebrales.