Sobre la misma línea aconteció en la nación cubana este domingo un encuentro fraternal entre Fidel Castro y el Papa Francisco, donde el Santo Padre expresó el agradecimiento a Cuba por su contribución a la paz y a la preservación de la especie humana en un mundo saturado de odio y agresiones.
El Sumo Pontífice, fiel a su conciencia y convicciones, lucha con su palabra y el ejemplo, por una humanidad más generosa y justa en la que ninguna nación carezca de empleo, alimentos, medicinas y educación.
Y hoy más que nunca están vigentes las palabras del líder de la Revolución cubana, fiel defensor de la paz mundial, cuando expresó en el año 2010 ante los estudiantes en la escalinata de la Universidad de La Habana:
“Hago un llamado, a todos los países que hoy se encuentran involucrados en conflictos militares. Por favor, piensen siempre en lograr una paz verdadera, que es lo que nos conviene a todos. Nuestros hijos, nuestros nietos y seres humanos del mundo, todos se lo vamos a agradecer. Necesitamos vivir en paz y seguros en un planeta que cada día es menos habitable. Es muy fácil de entender. El armamento nuclear debe desaparecer, ningún país debe poseerlo, la energía atómica debe ser usada solo para el bien. La única verdadera victoria está en ganar la paz.”
En el universo actual, los derechos humanos y la dignidad constituyen el punto de partida, y la comunicación debe ser la herramienta más poderosa. Es indispensable impulsar nuevas relaciones de armonía y compasión con los demás y con el mundo.
En tiempos revueltos, cuando todas las sociedades están en proceso de transformación y la cultura es objeto de ataques, la lucha por la paz cobra más importancia que nunca, por ser este, un año decisivo para la humanidad, ya que los Estados definirán una nueva agenda mundial para el desarrollo sostenible.
Actualmente, cada persona tiene la responsabilidad compartida de crear un futuro mejor para todos mediante la consolidación de la paz, cada día.
Aprovechemos esta jornada para abrir un camino a la felicidad, en el que reine la alegría y seamos, todos, fieles defensores de la justicia, la paz y la dignidad de los pueblos.