o soy fiel a ninguna religión específica, mi papá me llevaba a la iglesia católica sagradamente todos los domingos, hasta que un día cuando tenía algo así como doce años le pedí que por favor ya no más. No niego sí, que creé un altar en mi propia pieza, lleno de cristos, vírgenes y santos para protección, el cual finalmente obsequié de a poco a mi abuelita, pues sabía que ella lo iba a saber apreciar. Una vez me preguntó una amiga de Uzbekistán, Lola se llamaba, que a que religión pertenecía, yo le dije que a ninguna pero que sí creía en un Dios, energía y demases. La pobre quedó patas para arriba, era ferviente devota de Alá, y sin saber que hacer me recomendó transformarme rápidamente en musulmana, pues esa sería mi salvación. A lo largo de los años me he dedicado a estudiar uno a uno a los dioses de cada lugar que visito, sin embargo no me identifico con ninguno en particular, es por eso que he ido recolectando las mejores cualidades de ellos, que me gustaría poseer, adoptar o mejorar. Tengo un Buda en mi pieza que me da paz, el dice que debemos tomarnos la vida y a las personas con calma, lograr un equilibrio físico y mental, aunque a veces cueste y claro me encuentre en estados extraños, está siempre ahí para hacerme recordar. De Cristo siempre he buscado sus características en el sexo opuesto, lavia, bondad y espiritualidad, y representando a la diosa egipcia Bastet se pasea sigilosamente una gata por mi casa, ella protege el hogar (se pone como fiera cuando llega alguien), y simboliza la alegría de vivir (como no si vive y come mejor que todos en la vecindad). La Cruel y Mágica Historia de Ganesha A Ganesha lo conocí en India, me lo encontraba en la entrada de casi todos los lugares, y me quedaba embobada mirando su [...]