Gangs of New York (U.S.A. y otros, 2002)

Publicado el 12 junio 2012 por Manuelmarquez

* NOTA PREVIA.- Después de muchísimo tiempo (casi cuatro años, ahí es nada...) sin publicar ninguna reseña correspondiente a esta sección, retomo la misma: algo lógico, si se tiene en cuenta que, en el tiempo transcurrido entre la anterior y ésta, mi ratio entre películas estrenadas y películas vistas (que ya era, para mi vergüenza, escandalosamente bajo), aún se ha reducido sustancialmente. En fin...
POR QUÉ NO LA HE VISTO (TODAVÍA...).-
- Porque una peli de 166 minutos (da igual si la firma Agamenón o su porquero; ah, que estos dos no tenían nada que ver el cine; perdón…) siempre es una peli muy, muy larga. Ya lo dijo aquel filósofo (¿o era un furgolista?): ‘Noventa minuti en el Bernabeu son molto longo’; y, ya ven, en este caso son, prácticamente, el doble (mejor no pensar en lo que hubiera terminado resultando, en ese aspecto, de no haber tomado cartas en el asunto la ‘tijera weinsteiniana’…).
- Porque yo no le voy a negar a Daniel Day-Lewis su condición de gran actor (mi osadía jamás llegaría a tanto, supongo…), pero verle con ese bigotazo y esa vestimenta de corte más bien payasesco, me causa un reparo estalístico que no sabría explicarles muy bien, pero que ustedes, amigos lectores, seguro que entienden perfectamente…- Porque existe cierto consenso crítico a la hora de apreciar en la cinta un punto de desequilibrio entre lo visual y lo narrativo (a favor, obviamente, de lo primero —no hay que olvidar que, en lo formal, estamos ante una superproducción de altísimo caché—), y uno todavía tiene ese prurito (que sí, anticuado, ya lo sé) de que, si la historia no carbura (y no es que en este caso sea así exactamente, pero…), no hay parafernalia (ni director de arte) que levante el invento.- Porque siempre hay alguna otra interesante que ver, y, total, ya habrá tiempo y ocasión, ¿no?
POR QUÉ QUIERO VERLA (Y LA VERÉ -UN DÍA DE ÉSTOS, SUPONGO...-).-
- Porque, más allá de la controversia que, inevitablemente, acompaña a todos los autores de renombre (y no creo que haya duda alguna de que Scorsese ostenta tal condición, aun cuando se le venga acusando de un cierto ‘bajón’ en estos últimos años), a los ‘grandes’ (también daremos por bueno que Scorsese lo es) siempre hay que acercarse desde el convencimiento de que, incluso en sus ‘patinazos’ (y tampoco está claro que éste lo sea), seguro que hay destellos y apuntes del cine que llevan dentro (o aquello de que el que tuvo, retuvo…).
- Porque, sin cuestionar los méritos de sus intérpretes principales (Leo DiCaprio, Daniel Day-Lewis y Cameron Diaz), hay tres nombres en su reparto que ya me hacen abrigar expectativas más que elevadas: Brendan Gleeson, Jim Broadbent y John C. Reilly. Si ponemos el talento de los tres en una báscula, le reventamos los muelles, vaya que sí…
-Gran manzana y gran batalla; ninguno de los dos territorios es ajeno a las querencias más acusadas del amigo Martin, de manera que ya solo el cariño garantiza que algo apetitoso ha de salir de ahí, aun cuando la manzana poco tenga que ver, dada la distancia temporal, con la que habitualmente ‘mastica’ Scorsese, y la batalla también cuente con unas connotaciones muy particulares (nada que ver con las peripecias de La Motta; aquí, el ring se expande a dimensiones mucho más abiertas).
- Porque hay que verlas todas, ¿no...?
* Las que no he visto VIII.-