(Juanfra Álvarez)
"El día que usted salga de sus casa sin saber si las leyes se respetarán o no, ese día la Democracia ha terminado en su barrio, en su comunidad, en su país". Son palabras de José María Aznar durante su entrevista ayer en TVE. Y tiene razón, sólo que él lo aplicaba demagógicamente a la consulta soberanista en Catalunya y se olvidaba de lo más importante, de cómo el Gobierno ha cambiado por Decreto Ley la legislación que daba ciertas garantías al mundo obrero.Olvidaba Aznar que esa ley no se cumple cuando la policía del régimen reprime con dureza a quienes se atraven a protestar contras las medidas del Gobierno, les tortura con el aval del Consejo de Ministros que les indulta cuantas veces sea necesario ninguneando a los tribunales. La lista es interminable y ayer, incluso, fue denunciada por la Defensora del Pueblo: detenciones por policías sin identificar, interrogatorios por agentes vestidos de paisano y encapuchados...
¿Dónde se esconde el ministro del Interior? ¿Dónde está el ministro de Justicia? Aquellos que, de un modo desproporcionado, salieron al paso de un acto simbólico de protesta en un supermercado, cuando Sánchez Gordillo sacó unos carritos de compra. ¿No tiene esto una importancia mucho mayor que aquel acto? ¿No hacen temblar esos hechos mucho más los pilares democráticos? Podríamos retroceder a 2001, cuando el gran torturador franquista, Melitón Manzanas fue condecorado por el Partido Popular, alegando que fuera víctima de ETA, pero no es necesario puesto que el famoso indulto a los Mossos torturadores o cada declaración de Fernández Díaz legalizando y legitimando los abusos policiales son más que suficientes.
En definitiva, olvidaba Aznar que el ciudadano ya sale de casa sin saber si se cumplirá la ley, ya ni tiene ni siente esa garantía, ergo, se ha perdido la Democracia.